30/11/12

Misha

A Benito su hermano le dijo que había sido un oso. Hasta lo describió. El oso tenía la misma cara que en la revista y traía consigo un morral de cartero. Era alto y caminaba erguido y por vestimenta traía encima un chaleco verde que o carecía de botones o simplemente no eran usados. Llegaba, tocaba la puerta y pasaba por debajo de ella esta revista de colores que se llamaba Misha y que traía en su portada su rostro dentro de un círculo y el de una osa, a la sazón su esposa, quién podría refutarlo.
Traía muchas historias ilustradas. Y artículos. Benito ha olvidado todos y todas hoy que es un adulto atrapado en un cuerpo de adulto en vez de un cuerpo de oso. Pero por años esta revista llegó religiosamente a casa, y siempre era el mismo oso Misha quien las traía aunque Benito jamás lo pudo descubrir. 
Una tarde, Benito traía de tarea el escribir una historia pero las ganas no lo acompañaban. Se sentó y los Misha andaban regados por toda la casa. Al inicio fue una tentación pero en apenas segundos se convirtió en certeza. Solo había que escoger. Y fue uno sobre un tigre y un oso y otros animales. Lo copió palabra a palabra. Le tomó muchas hojas y un par de horas terminar. No cambió una coma. Se sintió después muy satisfecho de lo hecho y así hasta el día siguiente. 
Probablemente la profesora de Benito haya notado el embauque o probablemente lo haya felicitado por tan perfecta historia. Lo más seguro es que Benito haya olvidado esa como todas aquellas fantasías que leía inconteniblemente y aquellas realidades lejanas que se le presentaban de gentes al otro lado del mundo que llevaban nombres extraños como Ninoshka, Anatoly o Natasha o Sasha y que alimentaron la ansiedad por esa revista que solamente él recibía y que jamás pudo comentar con aquellos que miraban Robotech o los Gobots y que han podido ver sus alucinaciones aun más decodificadas en películas de sonidos envolventes que cuentan todas las mismas historias.
Misha, el oso está muerto pues su revista ha dejado de llegar.

14/11/12

LA UÑA LARGA DEL DEDO MEÑIQUE

¿Realmente querías saber? Cuando entendiste que aquella larga uña del dedo meñique no era un acto de coquetería sino una extensión anatómica con precisa utilidad práctica, no pudiste evitar un gesto de desagrado. Segundos después pensaste que en el fondo no era tan mala idea. Inmediatamente desechaste la idea por ser tan notoriamente repulsiva.
Todos producimos cera en el oído. Todos nos la tenemos que limpiar. Sin embargo la idea de cultivar la herramienta necesaria para ese proceso en nuestro propio cuerpo es poco ponderada y simplemente inaceptable socialmente. ¿Por qué?
Porque los desperdicios de nuestros cuerpos nos avergüenzan, porque usualmente se ven o huelen mal. Aquello innecesario que el cuerpo sabiamente y con esfuerzo o paciencia expulsa de sí nos ha costado siglos, milenios poder tener una manera de desaparecerlo de nuestra percepción. Hemos inventado retretes, desagües, pañuelos, pero aun estamos a merced de un mal funcionamiento que nos devuelva a aquello básico que somos. A esos seres productores de estiércol de manera regular que para tristeza de la civilización nunca dejaremos de ser.

12/11/12

CHARO I

Charo llegó un domingo alrededor del mediodía. Edgar y yo habíamos vuelto del oratorio y conversábamos sobre cualquier cosa sin ganas de entrar a nuestras casas. El camión se estacionó a tres metros de nosotros y Charo saltó del asiento del copiloto con sus tetas sin sostén bajo su polo piqué. Fue hacia atrás y dio un par de indicaciones para que dos adolescentes arrancados de algún partido de fulbito dominguero abrieran la puerta trasera y uno de ellos saltara y recibiera una mesa de noche de patas rococó y la pusiera en el jardín de tierra que rodea el árbol junto a la quinta. Charo apenas nos miró y llave en mano llegó hasta la puerta G, nosotros sí siguiendo cada uno de sus movimientos. Lo vimos desaparecer dentro y una voz interrumpió nuestros confusos pensamientos. 
- ¿Qué letra dijo el cabro?
Aquella pregunta nos terminó de dar la respuesta que tan desesperadamente necesitábamos después de misa.
Los dos muchachos pasaron entre nosotros cargando una cocina a gas sin el balón, los rostros compungidos por el esfuerzo físico. En la cabina, el chofer leía un Bocón mientras masticaba un palillo de dientes. Por momentos murmuraba comentarios sobre lo que leía que no llegábamos a comprender. Desde que todo empezó Edgar y yo no habíamos dicho una palabra y por alguna razón evitábamos mirarnos. Nuestra vista pasaba del camión al departamento G y viceversa. La pareja salió y volvió llevando cosas unas 3 ó 4 veces antes que el chofer se dirigiera a Edgar. Le mostró un billete de diez soles y le pidió que compre una gaseosa familiar. Edgar me miró antes de aceptar. Preguntó si Coca Cola o Inca Kola y que se pida vasos descartables. 
Cuando Edgar salió hacia la esquina, el chofer volvió a su periódico. Yo continué en la puerta, apoyado en el muro izquierdo mirando con atención lo que sucedía. Cuando Edgar volvió le invitaron un vaso de gaseosa. A mi me lo ofrecieron pero lo rechacé. Unos diez minutos después me metí a mi casa, la letra H. La mudanza duró unas cuatro horas más porque luego oí un camión más de cargamento. A las cinco de la tarde ya no se oía nada y el domingo siguió, tan tranquilo.

11/11/12

La fecha del ajedrez (incompleto)

Esa mañana, Javier y su viejo se levantaron temprano (aunque el viejo siempre lo hacía) y después de un quáker que Javier detestaba y de los húmeros a la mala ponerse, salieron hacia el centro para una nueva fecha del campeonato de ajedrez. Conversaban poco y Javier siempre tenía muchas preguntas que papá respondía como podía en un trayecto plagado de esas imágenes que a través de la ventana iban modificando tal estilo de arquitectura en unas calles iluminadas por el sol de un verano en plenitud.
Al partir, las casas traían colores pálidos que empalidecían aun más por la tierra que cubría sus muros de tantas docenas de años y así en esa tristeza se llegaba hasta la avenida amplia que daba a una plaza redonda que era el morir. El verde predominaba y esas casas de no más de dos pisos nos miraban desde sus ventanas recordando un pasado de tranvías que se había escapado en el absurdo de los años que se empeñan en seguir la cuenta. En las cuadras del final ya aparecían estas casonas de glorioso ayer y se terminaba en esta plaza Bolognesi inmensa, rebosante de país, rodada de más casonas que no le servían de hogar a nadie y más bien sobrevivían a una modernidad equivocada en las mentes ignorantes de citadinos (que no son ciudadanos) desviados en su afán de parecerse a lo que creen es el mundo hoy en día.

10/11/12

El cassette de Héctor

El cassette pertenecía a Martín. Se pasó todo un año hablando de tales Héctor, Rubén, Richie, Jhonny, Celia, Willie y otros que en realidad algo de curiosidad picó. Pero claro, uno se cree rockero porque escucha y malentiende ese poco de música en inglés que es popular entre ese otro poco de gente que la prefiere aunque también la malentienda o simplemente no la entienda de nada, que era para tal caso, el caso. En fin.
El asunto es que no cabe duda que es verdad que el prejuicio es más fuerte que la curiosidad y así se mantuvo el incipiente deseo de salsa dura y madura que el tal Martín presionaba, inconcluso, eunuco, castrado deseo.
Pero quiso el azar que un fin de semana le acertara a los resultados de la polla del fútbol del 410-tarde que es donde asistíamos a clase y Martín, administrador en ciernes, debía repartir los premios. Cinco soles no se reciben así nomás. Me dio dos soles y un cassette. Te debo los tres que faltan, te pago el viernes. Así que el viernes llegó pero no pagó y un sábado el cassette cayó en la cassetera de un walkman semi-robado que facilitaba la música del momento. Y luego otra vez y estaban Noé y Pedro Navaja de historias fascinantes de tan bien contadas que estaban. Martín jamás lo reclamó así como yo jamás reclamé mi premio y ambos tan contentos y tan a mano quedamos que luego tocó comprar más piratería de Héctor y saber de la calle Luna y la calle Sol y del campeón mundial que perdió lo más querido por llegar. Ese Héctor algo tenía, indescifrable o más que seguro que me falta lectura para poder expresarlo. 
Ya después Héctor quedó y ese cassette se perdió en las mudanzas. Oye Jéctor! tú estás hecho, siempre con hembras y en fiestas. Para qué más, vive la vida y no dejes que la vida te viva.

9/11/12

Del por qué me regalan whisky y del cuándo lo beberé

Guardo en mi escritorio dos botellas de whisky sin abrir. Ambas han sido regalos bien intencionados y agradecidos por mi parte y honestamente debo confesar que espero la ocasión propicia para beber de estas aguas que gente tan estimada ha tenido a bien proporcionarme. Sin embargo, en ambas ocasiones ha quedado flotando en mi tal pregunta: ¿Y cómo así justamente whisky?

Hasta el día de hoy he tomado tal bebida una sola vez: en casa de Carolina tras la graduación del instituto. Sentí el sabor a madera pero terminó por conquistarme y en muy poco tiempo terminé por apurar varios de esos vasos que completaba con hielo para refrescar mi sedienta garganta adolescente. Después de aquello no ha habido ocasión de repetir la experiencia.

Pero el tema no es el sabor del whisky sino unos motivos por descifrar.

Resulta que soy un tipo más bien serio. O de no serlo, lo aparento muy bien. Y durante muchos años hice de mi afición por el alcohol un rasgo bastante identificable. Además hoy soy un padre de familia responsable que gusta de alardear sofisticación y trata de todas las maneras posibles de lucir una inteligencia quizás real, quizás real, quizás imaginada que considera la arista más apreciable de su personalidad.

Entonces han creído esta maroma tan bien aprendida y ejecutada.  Prueba de ello son tal par de envases de vidrio que contienen en ellos el inasible elemento (tal cual el cariño con que fueron entregados) que beberé el día que nos pasen tal examen complicado y aquellos otros decidan que es hora de reproducirse. ¿Se entiende no? Listo entonces, espero tales señales para deshacerme del cartón que los rodea y convertir el contenido en celebración, alegría y cháchara intrascendente, de aquella que es la que al final más perdura.

8/11/12

Enatru 58 (final)

... así que esperábamos y ante cada aparición a cuatro cuadras de distancia de algún amarillo paquidermo embotado y sobre ruedas, los aspirantes a viajero se agitaban y se espiaban mutuamente queriendo adivinar cuanta agresividad y decisión habrían de enfrentar en su camino al ansiado estribo de un bus cualquiera en aquella tarde de limeño gris.
48,59 y fallamos por uno , hijo. Una 58 fue imposible pero la siguiente ha de ser nuestra recompensa a tan penosa espera. Verlo hoy en este recuerdo provoca un profunda pena y nostalgia.
Cuando llegó la 59, fue la violencia de los ochentas, de empujar y alcanzar, la supervivencia del más fuerte, ahora el miedo era caer, solo los pies y las manos sosteniendo un cuerpo a merced de los vientos helados provocados por un bus citadino en emergencia y en una marcha inacabable. Las calles eran desconocidas pero debían llevar a aquel colegio por primera vez. Y así fue.
El siguiente capítulo sucede a la puerta del colegio. Una hora tarde para una clase de dos horas. Forcejeo verbal que lleva a autorizar el ingreso y hay otros como uno (pero que honestamente no tanto como uno) jugando despreocupados en un patio de rayuelas amarillas en el cemento y maceteros enormes donde sentarse a descansar. Allí pues, hubo que sentarse a descansar para lo que vendría después.

7/11/12

Enatru 58

En las mañanas de paro (de micros o armado terrorista) igual había que ial colegio en Miraflores casi Surco mientras se vivía en San Miguel casi casito Magdalena.Se intentaba salir más temprano pero se conseguía a medias y las cuadras rumbo a la avenida Brasil se caminaban con el apuro desganado de quien no entiende por qué hay que pasar por esto cuando se tienen 10, 11 ó 12 años. Peor aun si en ese lugar se es la excepción y son pocos los afectados por la escasez de transporte público en la ciudad capital, difícil explicar que has tenido que batallar con otros adultos de más edad para tener la oportunidad de arriesgar la vida viajando para ese colegio. Hasta da verguenza. 
La verdad es que es mejor esperar la solidaridad de algún conocido o desconocido para la fortuna vaya por la misma ruta y permita subir a quien hacia allá va, óvalo de Higuereta, 7:40 pm.
Hubo una primera vez y fue en la tarde. El plan era llegar a San Felipe y de alli ya se vería. Las calles a disposición solo mostraban los autos y los Enatru amarillos, el nuestro era la 58. Pero la que más pasaba era la 48 y no había como intentar. Había que coger fuerte la mano de papá para soportar el temor. En algún momento tendría que llegar y ese era el miedo... ( to be continued)

26/9/12

Velasquez

Una noche el Chicho y el niño jugaban en algún lugar de la casa. Afuera, en la sala, los mayores conversaban, se reunían, comentaban, quizás bebían, eso ya no se recuerda. Es probable que Marcos también estuviera allí. Había gatos y sus miradas eran alertas, dispuestos a la defensa, al salto escapatorio un segundo antes del ataque más rápido.
- Tía, ¿sabes cómo se llama el peinado de mi tía Adelaida?
- ¿Cómo?
- Viento
-¿Viento?
- Bien torreja.
Y la risa fue general.
El juego siguió hasta que se oyó barullo más allá de la sala. Al comienzo la curiosidad hizo silencio en la sala. El ruido venía de afuera, no la calle sino el pasadizo de esta quinta estrecha. Gritos y recriminaciones. Protestas de una mujer. Bravatas de dos hombres. Desafíos. La mujer está llorando y habla sin que se le pueda entender. Entonces el juego se detiene y ahora al escándalo se aúnan los murmullos de la sala. Se especula, se descifra, se interpreta. Se discute qué hacer. Hay un arma de fuego, uno amenaza, el otro desafía, la mujer sufre y sus súplicas solo parecen estorbar el desenlace seguro temido por todos. De la sala llega el sonido de unas sillas. Se discute qué hacer pero las voces son bajas, temerosas, quedas. La discusión se vuelve cada vez más densa. Se oyen unas negativas. 'Mejor no, papá'. Los pasos son pesados y decididos. Se escucha la puerta abrirse y el sonido se confunde con los gritos de la pelea. El Chicho y el niño se miran. El silencio dura un segundo. El grito destemplado.

¡VELASQUEZ!

Una voz quiebra el murmullo y exige. Vuelve ya. No salgas. La situación se crispa pero inmediatamente inicia su declive. El Chicho y el niño ahora están en la sala. La de la voz está sentada, le habla a Velasquez, pide explicaciones y Velasquez no entiende por qué tanto problema, no entiende el arma desenfundada, el caos de temer, el peligro de meterse. Todos coinciden con la de la voz. Velásquez se defiende y esa noche se va a dormir con la conciencia tranquila, duerme sin entender y es un día más de un largo camino aun sin terminar.

7/7/12

Dear Mr Morrissey

Dear Mr Morrissey:

Empiezo a escribirle mientras escucho su voz de fondo cantando que Hector fue el primero de la banda con un revólver en la mano y que además fue el primero en cumplir condena y entonces a uno le dan ganas de ser Hector o Steven o alguno de esos seres atormentados que atiborran cada una de sus miserables canciones.
Y usted se concluirá naturalmente que a usted que carajo le importa el efecto de sus canciones sobre las almas incompletas que a su luz se aventuran. Pues bien, coincido con usted. ¿Qué carajo puede importarle? Pero debo agregar ¿Y a mi qué carajo me importa su opinión?
Dejémonos entonces de hipocresías que al fin Ud. no se enterará jamás de la existencia de esta carta que ni siquiera tiene el valor de ser carta. Pesimismo obliga. Le escribo pues para que todos vean que le escribo. 
Que vean por ejemplo que le digo que esa lírica que usted tan prolíficamente ha eyaculado llena muchos vacíos y responde a tantas otras preguntas. Preguntas muchas de ellas que ni siquiera se sabía que estaban allí.
Ha dicho usted por ejemplo que si alguien alma a una persona por qué no puede amar a dos. Y he allí que nos quedamos en silencio perplejo pensando que alguna respuesta satisfactoria a nuestros prejuicios debe existir porque tantos millones de occidentales no pueden estar equivocados. La monogamia y sus efectos en el hombre modernos podría ser el título de un nuevo libro a piratearse. Ideas más o menos.
Un día también nos relató la historia de aquel que fue a un lugar en el podría conocer a alguien que realmente lo amara. Así que va y se está allí de pie, solo, y se va del lugar, solo y se va a casa y llora y quiere morir. Y aquello es como si Ud. me hubiera conocido porque me ha pasado no muchas pero sí demasiadas veces. 
Así que no sé. Sé que Ud. existe porque lo he visto y lo he tenido a un par de metros apenas, sonriente, en cuclillas, intentando rozar manos afanosas que hacia Ud. se dirigían. Las mías estuvieron allí, pero he de confesar que se estiraron solo por compromiso. En realidad yo solo lo contemplaba y sus ojos estaban allí tal como los recordaba del Youtube, de cuando aquel momento era solo un sueño, solo que esta vez podía ver el sudor en su frente.

(may be continued)

29/6/12

Cine con Mirela

Cada vez que Julián oía el sonido de pegapega a sus espaldas un impulso eléctrico le recorría las piernas obligándolo a dar un sobresalto notorio para cualquier acompañante ocasional o habitual. Era el cine y era Mirela. Atrás, un estudiante de esos universitarios y su mochila con velcro.
- ¿Qué pasó?
Las manos sudorosas y la explicación enredad en las tripas.
- Creo que tengo hipo.
Pero Mirela sabía desde que preguntó que aquello definitivamente no era hipo y más bien esperaba una respuesta más extravagante y menos evidentemente mentirosa. Ella gustaba de desenmascarar.
- Entonces ya debe venir otro, dijo.
Julián hizo como que estaba concentrado en la pantalla pero escuchó y supo que debía hipar una vez más para demostrar la verdad de su mentira. Segundos después le pareció tonto hipar si no tenía que hacerlo. Volvió a meterse en la película.
- ¿Y tu hipo?
- Ya me pasó.
No hubo mucha paciencia en su respuesta. Ella entendió que no era hipo y que al final ya ni se acordaba de como empezó tanta pregunta boba.
Terminó la película y salieron. El silencio era evidente y llenaba los vacíos interminables entre ellos. A él la película le encantó. A ella le pareció tan aburrido que terminara abruptamente y sin avisar. Él pensaba en las monedas que ya había gastado (S/. 35.00) y ella en que lo mejor de esta salida estaba por venir, cuando le contara a Vanessa lo mal que le había ido.
- ¿Te gustó la película?
- Sí, bien.
Y nuevamente el silencio.
El camino de regreso encontró a Julián mirando por la ventana del bus, la cabeza golpeando al ritmo del embrague y los frenos, mejor me hubiera quedado viendo Dr. House.
No volvió a llamar a Mirela, ya había gastado suficiente.

--- THE END ---

28/6/12

Paquito y el Parque Media Luna

Cuando me acuerdo del parque Media Luna me acuerdo de Paquito. Pequeño, de un carisma demoledor, se fue el verano del 93 y hasta hoy no he vuelto a saber de él.
Me acuerdo de él porque días antes de su partida, lo acompañé un mediodía a recoger los documentos escolares que necesitaba para desaparecer de nuestras vidas. Su colegio, con el pomposo nombre de Imperio del Japón, quedaba frente a ese parque. Y esa mañana lo esperé en la puerta y miré el parque con atención, quizás por primera vez. No había notado antes lo inusual de su paisaje.
Desde donde estaba miré su glorieta que graciosamente interrumpe la línea del acantilado, el cielo celeste del verano y un aislado surtidor de combustible que debe llevar décadas instalado en aquella nada sin dueño que es la avenida Bertoloto.
En esa glorieta el piso es de loseta y el diseño es de cubos que parecen saltar del piso. En algún momento de mi niñez temprana fui hasta allí y tales formas me provocaron mareos al punto de temer durante años cualquier visita a aquel lugar. En ese parque una noche me sentí muy solo cuando todos manejaban bicicletas alrededor de él pero yo no tenía una y peor aun ni siquiera sabía manejarlas, permanecí sentado en una de sus bancas de madera esperando secretamente que Heidi notara mi presencia, lo que no ocurrió jamás.
A los pocos días Paquito se fue a la Argentina a reunirse con su familia, nos despedimos un sábado en la noche después de una hora de Super Nintendo en el callejón de la tía ricotona. Me quedó, entre tantos, este recuerdo del parque a mediodía de un verano cualquiera.

27/6/12

Relojo

Un día se perdió el reloj. Mamá lo había regalado y era de esos que además de atrasarse con suiza regularidad, podía transformarse en una nave ploma de plástico brillante que estimulaba la imaginación hasta lejanas estrellas. Podía ser un caza de cualquier fuerza armada, un insecto gigante del espacio adherido indefectiblemente a tu muñeca, un reloj poseído por fuerzas demoníacas que lo hacían adoptar foras ajenas, podía ser simplemente el reloj nuevo de un futuro escritor de blog.
Pero no duró mucho. Se sabía desde un inicio que su destino sería perderse. Y se perdió, nada ni nadie puede escapar nunca a la fatalidad de lo que le espera en un destino incierto. Huevadas. Se perdió nomás, mamá no debía saberlo. Usar chompa en pleno verano para cubrir las muñecas desnudas fue la medida más efectiva pero no podía durar para siempre. Había que buscarle remplazo.
Cada día, al pasar por el mercado de Magdalena, allí estaban los ambulantes que ya habían, hacía rato, dejado de deambular. Tenían su pedazo de calle y allí cada día armaban y desarmaban un medio de vida. Casi a la esquina, a cinco o diez metros de los vendedores de dólares, vendían relojes. Allí estaba, igualito pero sin haberse perdido e inalcanzable a unos bolsillos de primarioso. Cada día también, el vendedor de tal puesto respondía la misma pregunta:
- ¿Cuánto cuesta?
Y cada día costaba 12 mil intis.
Quizás no era tan inalcanzable con un poco de fuerza de voluntad. 12 días. Juntar hasta conseguir. Delay gratification. El asunto es que tras muchísimos más de 12 días, el reloj desapareció sin explicación que era obviamente innecesaria. Aunque el vendedor hacía rato había dejado de oir aquella pregunta de aquella persona sobre aquel reloj. Pasaron los años y el puesto también desapareció. Y los otros como él lo mismo. También los cambistas. Y la tienda Tía que estaba al frente. Todo menos el mercado que hasta hoy allí sigue.

26/6/12

Espinar

Espinar es una avenida en San Isidro y Miraflores. En esa avenida se ha juntado un buen grupo de serranos retrógrados que seguramente son terroristas porque pusieron unas bombas en el aeropuerto. Estos indios están protestando, bloqueando la pista, hablan quechua, increíble, en pleno siglo XXI! Esto solo pasa en el Perú. Y no quieren que la minera que es ejemplar siga dándoles trabajo. Es decir, son muy malagradecidos, muerden la mano que les da de comer. La minera ya ha dicho que no ha contaminado. ¿A quién se le ocurre que na trasnacional como esa, tan grande y que además está en varios países, mienta? Solo a los ignorantes pues, las empresas grandes como esa saben que si se descubre su mentira, se hace una campaña en Facebook y salen perdiendo con un montón de comentarios en contra. Ya se sabe lo dañina que puede ser la mala publicidad, como cuando D'onofrio hizo su campaña de helados a un sol. También aquella vez el problema lo causaron los cholos estos que venden helados. No querían hacer caso a sus dueños y vender a un sol. Hasta uno me dijo 'a mi me ha costado 2 soles, ¿cómo lo voy a vender a uno?' Ignorante, no sabe lo que es una campaña de márketing.
En fin, que la policía se ponga las pilas y desbloquee la avenida porque hace días que quiero ir al Alcázar a ver Ice Age 4 pero con las noticias ya me da miedo encontrarme con esos guanacos rabiosos que son capaces de cualquier cosa. Este es mi pedido: La avenida Espinar es de todos, fuera terrucos, el Perú no puede parar, venceremos!

11/6/12

Biblioteca

Una biblioteca de mil libros. Todos de hojas amarillas y gruesas, con las letras en tipo courier, que huelan a guardado, polvo y humedad. Que se puedan llevar de paseo, en una sola mano y que no estorben.
Una biblioteca de diez mil libros con colecciones enteras empastadas que la vista mire, busque, pero al final igual se pierda, que las mesas sean de madera oscura y toscamente fabricadas, que la silla al arrastrarla pese como el silencio que gobierna la sala.
Una biblioteca cien mil libros. Que vivas para terminarlos pero que lo mismo, la vida no te alcanzará. Que te sirvas un café hirviendo y luego otro y otro y un café es un café es un café... Y que puedas fumar sin miedo con una lámpara de fierro que te alumbre las hojas inacabables.
Una biblioteca tan infinita como todo aquello que anhelas, como la imaginación del manicomio en Magdalena, como las paredes blancas que siempre están demás.
Se pide esto que es apenas un egoísmo y de conseguirse se hará feliz a un solo hombre, por una puta vez en la vida.

10/6/12

Ají

Es inexplicable el placer que produce comer ají. Pica, arde y la sensación es horrible pero es imposible dejar de agregar esta crema rojiza o verdusca o amarillosa que acompaña con intermitencia las comidas en un hogar de Lima. En realidad no es ají, es rocoto pero al final es lo mismo pero peor.
Tener ají en casa es garantía de que ninguna comida sabrá mal. La piedra filosofal del sabor. Cualquier cantidad que sea servida será terminada en la menor cantidad de bocados posible y con la mayor celeridad que se pueda pues cada porción que llene el cubierto será engullida sin detenerse en mariconadas como mascar o saborear. Porque claro, esto es solo para machos, los demás abstenerse.
Se empieza por mantener la boca abierta y aspirar asiduamente para generar una corriente de aire que calmará los ardores en la lengua. No pasarán más de algunos segundos antes que lo repentino del sudor genere picazón en el cabello y las gotas saladas bajen por los surcos de nuestra expresividad. Sudor en las mejillas, inútiles tragos de agua, nada nos detendrá, más bocados, más ají.
La comida terminará pronto, pero la sensación quedará por varios minutos y seremos felices secándonos el sudor y siendo el centro de atención de aquellos que se impresionan del mucho ají que comimos y de los que nos juzgan porque jamás lo entenderían. 'Este ají no pica' diremos y secretamente nos sentiremos complacidos de haber satisfecho ese pequeño masoquismo que sobrevive en cada una de nuestras papilas.

7/6/12

Sin título

En una de esas comedias románticas que con demasiada frecuencia termino viendo, una vez oí una definición de la paternidad que me pareció bastante acertada. Decía este personaje que criar un hijo es lo más horrible que hay (él tenía 3), pasan cosas horribles una tras otra hasta que de pronto 'something amazing happens' y te te olvidas de todas esas cosas horribles que pasaron. Y luego se vuelve a empezar.
No creo que se puedan calificar las cosas que suceden de 'horribles' pero sí es cierto que las cosas se pueden poner difíciles con frecuencia. Duermes menos, pierdes control sobre las cosas a tu alrededor, la gente jode (es increíble lo jodida y metiche que puede ser la gente, hay que vivirlo para entenderlo), no tienes tiempo para nada y un largo etcétera. Pero entonces 'eso' sucede, indescriptible, real, tuyo, todo ha valido la pena entonces y hasta se agradece haber pasado por todo ello porque de no haber sido así no estarías atestiguando tanta belleza.
Y esas cosas se viven solo una vez.
He vivido muchas de ellas y sé que aun me faltan vivir otras tantas. Como cantaba Mercedes Sosa, es cuestión de agradecer a la vida poder ver el 'fruto del cerebro humano', ser testigo de lo que todos alguna vez hemos sido, imaginar aquello que podrá ser y rogar cada segundo que te alcancen los años para ver el final feliz de esa historia inimitable de la que formas parte sin merecerlo.

5/6/12

Ouija Board

Tenía el título pero no la canción en mente. Recordaba con claridad las letras en lapicero negro sobre el cartón de un cassette Maxel que seguramente escuché repetidamente. Pero no fue hasta aquel 14 de marzo de ensueño que estuve a un  metro de él que esta canción llamó mi atención. Lo escuché, lo miré y quise cantar pero ya era tarde; mi inglés se volvió insuficiente y canté cualquier cosa disimulado entre tanto fanatismo decibélico que mi voz se perdió.
Volví a casa y algunas semanas después la oí con mucha atención. Era.

'...she has now gone from this unhappy planet'
La grisura de este lugar que ha querido borrar nuestras sonrisas imperfectas, remplazarlas por la absurda seriedad cool.

'... because I still do feel so horribly lonely'
La soledad es un sentimiento y aunque tengas a miles junto a ti, de vez en cuando volverá a hacerte compañía.

'...and I still can't find my place in this world'
La condición natural de la vida. No saber donde se está parado.


Doce años después de haber entrado en esta vida diminuta, siguen apareciéndole gracias al santo. Que viva el poeta.




3/6/12

Claretiano

El Claretiano era un colegio que quedaba en Magdalena. Ubicado junto a la cúpula que es visible desde buena parte de Lima, recibía diariamente a cientos de niños pequeños correctamente uniformados que en su mayoría se despedían con un beso en la mejilla de alguno de sus padres. Tenía turno tarde y turno mañana y las profesoras usaban todas guardapolvos celestes que cubrían sus ropa formal de cada mañana. La profesora Emily nos jalaba las patillas, la profesora Nora tenía una guitarra y nos empezaba el día cantando canciones que aun de vez en cuando tarareo o canto, la profesora Virginia nos enseñó 'El baile de los que sobran' y la señorita Carmen llegaba tarde con frecuencia. En los recreos jugábamos fútbol aunque sea con chapitas, antes de entrar a clase formábamos y también al salir. Rezábamos a diario y los lunes se cantaban los himnos, nacional y del colegio. La directora tenía cara de rana, el regente era una mierda que nos agarraba a palos por cualquier motivo, no teníamos biblioteca pero sí una capilla. Lo mejor del kiosko eran las salchipapas. Se entraba a las 7 y 30 y se salía a las 12:45. Al salir, caminaba 10 cuadras hasta casa y hace unos años disfrutaba de rehacer ese largo camino en silencio y recordando.

1/6/12

Barbie

Barbie fue Kaiser por unos, los primeros días. Creímos que era macho y ese fue el nombre que le escogimos: Kaiser. Pero llegó el negro Mingo, ocasional vecino que nos corrigió amablemente el error cometido y Kaiser pasó a ser Barbie, una doberman inquieta y juguetona que solía jugar conmigo y arañarme los brazos incansablemente en esas borrosas tardes pre escolares.
Nuestra casa era pequeña. Durante las mañanas los humanos debíamos abandonarla y Barbie se quedó por un día reina y señora de esos húmedos ambientes, tan entrañables como reducidos. Pero no fue una buena reina. Hizo mal uso de su poder orinando y cagando cada rincón de estos dominios limitados. Mordió, arañó, seguramente sollozó y en esa desesperación de su soledad, trajo al piso cuanto objeto inanimado pudo alcanzar en un afán de compañía que llegó tras intensas horas de espera nervios. Nadie entendió lo que nos quiso decir.
Barbie fue confinada a un espacio más reducido durante esas horas de solitaria desesperación. Un pequeño patio de tres metros cuadrados fue testigo impasible de su ansiedad incontrolable y nuevamente sus sollozos y arañazos, esta vez al marco de la puerta inocente tras la cual había visto desparecer al último de sus seres queridos e ingratos. Sin embargo el perjuicio fue exitosamente limitado y así pasó todos los siguientes días que estuvo con nosotros. Mañanas en desesperación, tardes de libertad.
El día de mi santo Barbie no amaneció con nosotros. Se la llevó Mingo a servir en la policía nacional. Proetió remplazarla con una perra Cocker Spaniel que jamás llegó. Con los días las marcas de sus uñas en mis brazos fueron desvaneciéndose pero no su recuerdo. Fue mi 'perrorista', mi primera perra. Me pregunto qué habrá sido de su vida después que nos separamos.

31/5/12

Charco

Una tarde, a la puerta del colegio, murió abatido un presunto delincuente. Quedó tendido sobre la pista y un enorme charco de sangre rodeaba su cabeza. Al interior del kindergarten, los niños fueron impedidos de salir y se sabe que en el salón amarillo, la profesora dirigió un rezo por el alma de aquel ser humano muerto en combate. A la puerta, los padres en su mayoría y por allí un hermano mayor pedían que sus hijos (ó hermano menor) fueran entregado para ir a casa aunque secretamente temían que sus niños se perdiesen el esquivo espectáculo de un hombre muerto y aun tibio sobre el pavimento.
El hermano mayor viv{ia a cinco cuadras del kindergarten. Su ocupada mamá le encargó que fuera por el hermano menor y al doblar la esquina de su casa, en el jirón Alfonso Ugarte tuvo la suerte de presenciar la persecución. Los presuntos delincuentes iban huyendo en un micro vacío de la línea 75. Eran solo dos y uno de ellos llevaba un arma y viajaba en el estribo mirando hacia atrás. Al parecer emitió algunos disparos hacia sus perseguidores. El hermano mayor corrió todo lo que pudo persiguiendo la persecución pero obviamente fue quedando atrás, humilde peatón. Sin embargo no desmayó y logró llegar a la escena de la consumación de los hechos segundos después del trágico desenlace y ver la reducción del fugaz temporal chofer de la 75. Cuando llegó, el charco de sangre era pequeño y apenas semejaba la aureola de un santo. Aunque permaneció atento por mucho rato más, no hubo nuevos incidentes, el chofer fue introducido al patrullero y el charco creciendo perezosamente.
Minutos después el hermano mayor recogió al menor y más minutos después contó varias veces lo que vio: al hermano menor, a sus papás, a su hermana, a sus amigos del barrio, a los del colegio y a otras personas más.
Hoy el kindergarten ya no existe y en su lugar hay una factoría donde se reparan autos de todo tipo y con garantía.

30/5/12

Arroz 'Superior'

Hay muchas cosas que te pueden hacer sentir 'superior':

Comprar en el supermercado, trabajar en un banco, no ser un peatón, estudiar algún idioma, tener tarjetas de crédito, pagar demás por tu comida, salir de juerga el sábado, decir "la hice" porque te fuiste de juerga el sábado, tener un novio al que acariciar, decir que tienes varias novias a las que acariciar, tratar de tú a todo el mundo, ingresar a una universidad de la que nadie jamás ha sido rechazado, leer El Comercio, usar zapatos de punta de payaso ellos, tener una ladies' night ellas, mandonear y humillar a tu pareja en público, corregir a tu mamá cuando sabes algo que ella no sabe, decir 'mamita' o 'papito' a desconocidos, decir que escuchas 'latin pop', escribir un blog, tener muchos 'Feliz Cumpleaños, pásala mostro' en Facebook en el día de tu santo, escuchar música que no entiendes, decir 'yo hablo con el gerente', decir 'me estoy preparando' (para la universidad), usar zapatos de taco con plataforma ellas, vivir en La Molina, haber pasado una noche en Eisha, estar bronceado, salir en televisión con regularidad, decir que ves 'South Park', tener el televisor más grande de lo necesario, mirar las mismas noticias cada día, criticar al gobierno, criticar a los congresistas, mencionar haber viajado a Estados Unidos innecesariamente, no vivir en un cerro, que no te guste el fùtbol, ir al gimnasio, caminar con una botella de agua en la mano, manejar habiendo tomado, tomar más que los otros, reírte mostrando las amígdalas y haciendo un sonido estentóreo, decir 'yo (lo) conozco', decir 'Ubícate', entre otras cosas.


29/5/12

París

París es el lugar al que cualquiera con alguna pretensión artística alguna vez quiso ir. Los escritores o mejor dicho, los (eternos) aspirantes a escritores tienen (tenemos) esta idea romántica de que el aire, el cemento o los parisinos al simple contacto, nos convertirán en aquello que hemos soñado con intermitencia o terquedad para nuestras vidas fugaces.
Esta mitología se sostiene en la innumerable cantidad de belleza producida en tal lugar. Empezando por los Trópicos de Miller, las mujeres de Picasso y las tristezas de Vallejo, podemos rastrear el génesis de esta creencia generalizada en que París era una fiesta (intelectual).
Sin embargo, al inicio este deseo es incipiente. Se llega a la adolescencia y se entera uno del Boom. Entonces aparece el Barrio Latino y todo parece ir acomodándose. Gente como uno, del mismo rincón del mundo, cumplió su sueño y a lo grande. El sueño ya no se ve tan lejano. La buhardilla, el café, los cigarros, la máquina de escribir.
Así entonces se nos presenta Godard. Y ahora con la Nueva Ola podemos ver París en movimiento y a blanco y negro que es como se le debe ver. Sus casas de piso de tablones de madera que hacen sonar los zapatos, la arquitectura detenida en el tiempo. Todo el mundo en sobretodo y con sombrero.
Pero el tiempo se adelanta como siempre a nuestras aspiraciones de cartulina. París se vuelve la excusa nuestra de cada día que justifica no escribir nada porque justamente, nos falta París. Se convierte en esa faltante parte esencial que nos impide la gloria, culpable de nuestras frustraciones.
Finalmente y en un patético pataleo de ahorcado te inscribes en unas clases diarias e intensivas de un francés que nunca usarás. Una profesora te demostrará (sin quererlo pero fehacientemente) que sí, París era una fiesta pero hace mucho y hoy no es más que una ciudad que no sabe que hacer con su delincuencia ni con tantos inmigrantes de todos lados del mundo. Pero aun tienes que verlo con tus propios ojos.
Ribeyro te lo cuenta y es como si lo vieras. Sabes que hoy en día París estará en la otra ribera ya desde hace un tiempo y para siempre, así que lo mejor es huir de ese lugar sin siquiera haber llegado a pisarlo.

20/5/12

Sí, son unos animales

Temo morir cada día. Temo por mi familia y por los otros que me quieren. Cada vez que me subo a una combi o una cúster temo ser uno más en la estadística anual, mensual, semanal que a nadie parece importar. Y pienso en mi hijo y en mi esposa pensando que pongo mis sueños, mis esperanzas y las alegrías que me esperan en manos de un ser triste y sin alma al que he aprendido a despreciar cada día más tal cual él me desprecia a mi, el chofer de cada combi. Porque no creo merecer ser agredido a cada segundo ni tener que enfrentar ese temor en las entrañas que deja tanta tristeza después de cada viaje. Porque no hay alivio si sabes que más pronto que tarde tendrás nuevamente ese pavor en tu ser y así cada día varias veces al día. Entonces tengo que culpar a tantos y a esa maldita indiferencia y ese aplatanamiento limeño que en su mayoría simplemente se deja hacer. Y me dejo hacer aunque a veces me atreva a levantar mi voz porque señor combista, tengo una vida que me gustaría continuar, si no es mucha molestia, le ruego que no me mate. No quisiera morir a su lado. 
La alcaldesa tiene un plan para solucionar el tema. Son un par de años de proceso pero no puedo evitar pensar en si es que llegaré a esa fecha. Si es que no moriré antes, metido en una combi. Que pena este miedo tan absurdo.

12/5/12

Raul (vergonzoso capítulo final)

Fue humillante para quienes lo perpetraron, aunque en ese momento no se supo. Se celebró como tantas inmundicias se han celebrado durante la humanidad. Pero la historia ha juzgado y a pesar de la verguenza, se hace urgente la exposición de los hechos tristes que aquí se narrarán. Il faut.
Todo empezó cuando el hombrecito quiso agradar a aquellos. Raul, amigo fiel e ingenuo en su honestidad se dejaba llevar por tal. Siéntate acá. Y él se sentaba. Espérame allá. Y él esperaba. Y así por el estilo. Pero el invierno escolar trae consigo todas esas chompas grises. Alguien notó aquello y se burló. Y en su cobarde temor de ser también parte de la burla, el hombrecito prefirió a cualquier costo, ser burlador. Los siéntate y espérame dejaron su honestidad y la belleza de su entrega amistosa por la perfidia de una traición escondida, vergonzante. La voz del hombrecito, la mirada ingenua y obediente del amigo, la sonrisa cómplice a los otros y la correspondencia a sus espaldas. Raul no entendía nada y eso es de por sí, ya una virtud.
Después vino la expulsión. El por qué no se recuerda. Pero no había valor ni para mirar a los ojos. Así que se huía. Cuatro y cinco huyendo de tal amistad plena que seguía sin entender. ¡Cobardes! cantaría el coro ante los rastreros protagonistas de tal tragedia. Y fue él, Raul, quien salvó la dignidad de esta función. Escribió una carta y partió Ellos reían porque imaginaban ser los vencedores. Él hizo lo que tenía que hacer y lo hizo bien, mejor que todos los involucrados.
Se puede decir que fue cosa de niños. De cinco niños contra uno. Y aun así el único que acabó con la cabeza erguida fue Raul, así sin acento que no lo necesita, el que fue traicionado en nombre de un puñado de absurdas e imberbes risas infantiles

1/5/12

Raul - Capítulo 3

Y después de esa semana vino otra. Y Raul y este hombrecito eran amigos, de los mejores, como uña y mugre. No se sabe cuanto tiempo profundizó esta amistad pero aquí se debe recordar que las amistades jamás pueden ser exclusivas. Están aquellos, los otros amigos en búsqueda de mejores amigos y los que fueron, hoy lo son de otros y mejor es subirse al caos de esta galaxia amical o nos quedaremos a un lado mirando y estorbando tanta relación efímera y formadora. Nunca eres el mismo tras cada último mejor amigo.
Entonces esto dos de pronto fueron 4. Cuatro cuatro. Rodrigo, Rafael, Raul y el hombrecito. Raul era el arquero, Rodrigo y el hombrecito hacían los goles, pero más Rodrigo y Rafael jugaba al voley muy bien aunque de eso se enteraron después. Era un buen grupo. Tocaban un tambor, una pandereta hecha de chapas y tenían una guitarra vieja, oscura, desafinada, así que sería los Beatles. Fueron famosos una noche gracias a la perra Dinky y cantaron para padres emocionado una canción que habían creado dos horas antes apenas. Estaba la música, el fútbol, la mesa del comedor de Rodrigo. Raul vivía en Limatambo y allá fuimos a inventar música pero mejor juegan fútbol en la calle y la noche los sorprendía con pentagramas sin notas más un hojas sin pentagramas.
Entonces Raul tocaba el tambor y el hombrecito quería cantar. Ringo y John Lennon no pueden ser mejores amigos. Raul hizo bien y el hombrecito fue un triste beatle con minúsculas que expulsaba a Pete Best sin dar la cara. Ya eran 5 porque llegó Cesar. Topo vino después. Así que se decidió ejecución de Raul. Innecesaria ejecución. Injusta ejecución. Ejecución al fin.

30/4/12

Raul - Capítulo 2

Lo que sucedió después de aquel día no se recuerda pero se puede deducir. Frau Belaunde fue la Klassenlehrer ese año así que ella debe haber sido quien estaba frente a todo este grupo nuevo de 30. Probablemente repartieron los libros de ese año, quizás no todos, solo algunos. Seguramente Frau Belaunde hizo uso de esa pizarra mágica que subía o bajaba y cuyos extremos derecho e izquierdo podían cerrarse sobre el centro de la misma. Debe también haber explicado algunas generalidades.
En cuanto a los nuevos, se intercambiaron las primeras palabras y se rompieron los hielos entre niños casi adolescentes que no sabían nada el uno del otro. El hombrecito miró alrededor y buscó a José Picón. Felizmente no estaba, le cayó muy mal 6 meses antes.El resto de lo que sucedió tal día sería irrelevante.
Aquella semana se sucedieron muchas novedades. Ya no era una sola señorita que enseñaba de todo menos inglés. No. Era un profesor para cada curso. La Frau Bakovic, debutante como ellos. El Herr Niemitz con su muñeca Tanja. El profe Vale con sus apodos y su palomillada. La Frau Ferro y sus textos hechos por ella misma. La Frau Ulfe y su contrastante seriedad. Y su mechón de canas en la frente. La gorda Lopez y sus faldas de abuela además del terrible dejo alemán sobre su español imperfecto. Tanta gente nueva, tanto pelito rubio.
Además, en esos días el hombrecito se tomaba cada recreo para andar como ahora desanda y explorar sus límites en tal espacio inacabable. Había mucha gente en ese patio y después, había otro patio, como galaxias caóticas. Curiosamente, al volver al salón notaba que en aquel lugar algo común se había estado formando entre los otros 29 nuevos como él. Se sintió excluido. Demoró 3 días en darse cuenta que el salón participaba en cada recreo de un juego común de policías y ladrones. Todos participaban. Menos él, claro.
Así que al cuarto día participó y ya el hombrecito y Raul cruzaban cada día más palabras.

Raul - Capítulo 1

Al cambiar de colegio había que empezar de nuevo a hacer amigos. Así que este pequeño hombrecito llegó de la mano de algún familiar que ya no recuerda a aquel lugar tan lejano de casa en el que iniciaría una nueva vida escolar. 6 meses antes había dado un par de exámenes y en uno de ellos se sentó junto a Cesar Oliden a quien claro, no conocía de nada pero al parecer ambos recordaban bien sus caras pues al verse aquella mañana inmediatamente se reconocieron y se sentaron juntos en uno de esos maceteros abundantes que adornaban los patios del colegio nuevo. Intercambiaron unas pocas palabras intrascendentes y esperaron. Tras algunos minutos, se encontraron ambos en una larga fila con muchos conocidos y algunos desconocidos de meses ha que traían la misma cara de desorientación, ansiedad y expectativa que ellos. Se cantaron los himnos (del Perú y de Alemania), alguien irreconocible dijo algunas palabras olvidables desde un micrófono y entonces era momentos de pasar a los salones (jamás a las aulas, horrible palabra).
El salón 5º E estaba en el segundo piso. Alguien los condujo, ellos obedientes aun, en silencio, el pequeño hombrecito pensando en que el camino era largo hasta allá y me voy a sentar en el primer lugar que encuentre. Entraron al salón y los primeros de la fila cogieron sus lugares lo más pronto, los demás los imitaron y fue una competencia de segundos, nadie quiere quedarse sin asiento. El pequeño hombrecito avanza y finalmente en la cuarta carpeta de una fila encuentra un lugar. Al otro extremo de tal carpeta hay alguien más. Las miradas se encuentran, se estudian en una fracción de segundo. Blink, Malcolm Gladwell.Se aceptan mutuamente y se sientan simultáneamente. Sonríen sin mirarse, están contentos de que no les haya tocado sentarse con alguna mujer.
- ¿Cómo te llamas?
- 'Hombrecito', ¿y tu?
- Raul.

24/4/12

El Dr. Fideicomiso se sentó frente a la ventana y ante sí tenía los cerros de SJL pelados que le decían cada día que lo mejor que podía hacer era eso justamente, sentarse y no hacer nada por el rato más largo que pudiera. Colocó las manos en la nuca y aspiró hondo el aire sucio y frío del aparato de aire acondicionado sobre su cabeza.
Tocaron a la puerta.
El doctor no quería levantarse a abrir. En estos días, cuando alguien se atreve a tocar una puerta ajena es porque algo grave ha sucedido. Grave bueno, grave malo. Algo que amerite tocar una puerta ajena. Decidió hacerse el sordo. Se cansarían y se irían. Pero tras cinco minutos la insistencia parecía inmortal. Así que se levantó, estiró las piernas y los brazos cual si recién amaneciera para él y abrió la pesada puerta de cedro que muchos años atrás había costado tanto.
Era Valeria, su hermana.
Ingresó sin decir palabra y al detenerse, inspeccionó el lugar de un vistazo. No miraba al doctor pero parecía que en cualquier momento iba a sacar una libreta para apuntar las cosas que veía.
- ¿ Y dónde está el conejo?
Al inicio, ella no contestó. Siguió con su inspección y dio unos pasos más hacia el interior. Dos pasos para ser exactos. El doctor dejó de mirarla sabiendo que la respuesta llegaría pero sin saber cuando. Pensó en tomar asiento, así descansaría al menos y también podría demostrar su impaciencia, pero le pareció descortés, así que mejor no hizo nada.
- Ha muerto.
- ¿Por qué?
- Aún no se sabe. La autopsia se hará esta tarde.
- Podría estar presente.
- No, gracias. Eres médico, no veterinario.
- Pero siempre quise serlo. Y tú lo sabes.
- Sé menos de lo que piensas.
- Lo sé.
El doctor abrió la puerta y Valeria salió sin llegar a contener las lágrimas. El doctor la vio bajar las escaleras y cubrirse el rostro con el brazo derecho. No sintió pena, más bien satisfacción.

23/4/12

u + me (espero disculpen la huachafería del título)

Cuando pasa un avión, me acuerdo de ti. Cuando veo a otros que son de tu edad, también. Cuando veo televisión y tú no estás por ahí, corriendo o haciendo cosas que ya me explicarás después, lo mismo. En esos momentos en que parece que ya no tengo nada que hacer, me faltas mucho.
Hay mañanas en que me quiero quedar a tu lado y hay noches en que temo rozar tu cuerpo con alguna violencia. Cuando te miro y tú no me miras, me gusta sentir que soy como un ángel de la guarda torpe y me gusta estar pero sin estar. Aun me equivoco con frecuencia y muchas veces estoy cuando no debo o falto cuando se requiere mi presencia. Ya me irás enseñando y tenme paciencia. 
A veces nos mordemos, a veces nos besamos, a veces damos vueltas sobre la cama, abrazados y somos tan felices, yo como nunca jamás lo he sido con nadie. Nos reímos, nos empujamos y me gusta olerte y sentir tu piel en mis cachetes y tus manos en mi pellejo agotado.
En el parque somos lo que yo quisiera que siempre seamos. No lo defino en pocas palabras, solo eres tú corriendo y arriesgándote y yo detrás tuyo, orgulloso de estar contigo. Y tus cachetes. Y tu pelo. Y tu risa pendeja cuando sabes que el mundo está a tus pies. Y tu asombro que es lo que más espero cada día, que te asombres y que nunca jamás dejes de hacerlo porque cuando dejes de hacerlo, entonces las cosas serán muy grises y a ti te encantan los colores. Casi tanto como los perros que persigues pero no te animas a tocar. Ve, huele , toca, lame, oye. Pero no te asustes, esto es la vida y es hermosa, no hay de qué preocuparse.

19/4/12

Gloria

La música queda. Siempre. En casa hubo desde siempre un lp azul de un grupo español de niños llamado Parchís. Y de todas las melodías que emitía la más memorable ha sido aquella llamada 'Gloria.'
Un sábado una tarde, llegué a casa desde cualquier lugar y me encontré con que no encontré a nadie mas y en la televisión iba a empezar el Perú-México de esa Copa América. Como casi siempre que juega Perú, se trató de partido raro en el que Perú empezó ganando con holgura para minutos después mirar al vacío y dejarse empatar de manera vergonzosa y llegaron los penales entonces.
No recuerdo como es que legué a eso, solo sé que encontré aquel lp y en el nuevo viejo tocadiscos escuché aquella canción una y otra vez. Y la canté, a los gritos. Y a mi ventana llegaron almas infantiles a husmear entre las cortinas cerradas a aquel loco adulto que cantaba a dentelladas una canción tan desconocida como inútil de recordar.Y allí estaba riéndose de mi desatada libertad entre cuatro paredes. Yo solo era en su visión inmaculada de todo, un excéntrico vecino que miraba fútbol y celebraba cada penal convertido con inexistentes amigos al ritmo de tal recurrente canción. Perú perdió.
Para mi Gloria no es sobre una mujer. Es sobre alcanzarla, sobre la búsqueda de ese triunfo último, aquel por el cual vale la pena cualquier miseria. Ese triunfo que no llega y no llega porque así desalienta mejor a los débiles. El que todos buscamos incesantemente y la mayoría no encontraremos jamás. Ese minuto que como dice su canción 'mi boca sin querer nombra.' Una canción que se ha guardado en mi memoria por más de 30 años.


17/4/12

Blanco

Llevo muchos minutos intentando escribir algo, lo que sea, pero la hoja hasta hace unos segundos, permanecía blanca. Las ideas me han abandonado hoy. Soy apenas un mediocre escritor de blog que hace lo mejor que puede. Y esto, tan triste, es lo que hoy pude.

16/4/12

La vida sin ti

Julio Iglesias cantaba que 'la vida sigue igual'. Lennon nos decía que la vida es lo que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes. Life is life gritaba una canción tan insoportable como estúpida.
Pues resulta que tu vida no es la única que existe. Cuando tú desapareces de su vida, la vida de los otros continúa. Y estos otros crecen, se reproducen, ganan premios, dilapidan fortunas, lloran, ríen y todo eso sin ti, que en algún momento fuiste tan indispensable.
Husmeas por una ventana y ves que ellas ya te olvidaron y son felices y han tomado decisiones que jamás imaginaste tomarían. Se casaron o se divorciaron, tuvieron hijos, los perdieron, encontraron su camino, se volvieron felices, sonrientes y tú tan lejos. Pero claro, reflexionas al instante y notas que nadie jamás pondrá fotos de esos días tristes y eso satisface en algo esa enfermiza envidia que empezaba a aparecer.
Y los ves entonces a ellos, encaminados, liberados, productivos. Han llegado sus momentos y los están gozando, aprovechan hasta el segundo inasible en el que la fatiga te absorbe y alzan los brazos en ríos, puentes, montañas, sonrientes, vencedores, plenos de victoria. Y es la ventana feliz desde la que aguaitas porque la triste está tapiada, ¿quién osará estar genuinamente triste ante su público que espera?
No pues, el show debe continuar.

15/4/12

Fútbol Colombiano (2)

... Años más tarde vi el 5-0 a Argentina con Jaime, tirado en el mueble de mi casa y disfrutando cada gol como si fuera propio. De allí, la locura. García Márquez apostó un Mercedes a que Colombia salía campeón mundial, vinieron mil partidos de exhibición, las apuestas imposibles y finalmente, la debacle. Primero Rumania les metió 3, luego EEUU les ganó con autogol y allí nomás quedó todo. Tanto fútbol y no poder nada contra esta eliminación. La muerte de Andrés Escobar. Lo dicho, la locura. Francia 98, el final de una generación irrepetible.
El nuevo siglo trajo al Once Caldas, campeón de América. Pero antes estuvo su Copa América que la ganaron por primera vez. Y para mi, todo eso ha sido el fútbol colombiano hasta hoy.
El Campín, el América siempre subcampeón de América, la droga en sus equipos y mi imagen recreada del plantel completo del Nacional jugándose una pichanga en la cárcel con la gente de Pablo Escobar. Higuita y su escorpión, el Pibe y sus medias caídas, el díscolo Asprilla y sus volteretas, Leonel Alvarez y pinta de pirata, Usuriaga y sus peinados horribles, Rincón y su grito torpe en Italia 90, Willington Ortiz, el pitufo De Avila eliminando a la U de una Copa Libertadores, el DIM eliminando también a la U en el 94, el Cole con su disfraz en el Estadio Nacional, el de verdad no esa huevada prefabricada que tenemos ahora en su lugar.
El fútbol colombiano es uno de los más bonitos que vi en mi vida.

14/4/12

Fútbol Colombiano (1)

Me gusta Colombia. Es un lugar de gente creativa, culta, digna. Son originales, viriles ellos, hermosas ellas y lo real maravilloso está allí y se siente tan a la mano que es un asombro tras otro lo que va proviniendo de tan atractiva tierra.
Mockus, Andrés Caicedo, García Márquez, Amparo Grisales, Barranquilla, Medellín, Cali, el grupo Niche, los Titanes, Joe Arroyo, Pablito Escobar, los cárteles, los Buendía, Betty la Fea, tanta belleza y tantos héroes y villanos de fábula y de los otros que nos recuerdan a esta tierra del café.
Y del fútbol. Porque es imposible hablar de Colombia sin hablar de su fútbol. Y lo primero es El Dorado. En los 50s Colombia se desafilia de la FIFA y crea una liga de ensueño. Por Perú va Valeriano, Gomez Sánchez y tantos otro a poblar al Millonarios, al América, al Nacional, al DIM y demás. El 4-4 ante URSS en el mundial de Chile es los 60s. CCCP = Con Colombia Casi Perdemos. Luego no hay Colombia hasta los 80s, eliminando a Perú de México 86. Cueto, La Rosa, Malásquez en equipos colombianos. Inolvidable la narración de La Malasqueña, gol de antología considerado el mejor gol marcado en el Atanasio Girardot. El Nacional de Medellín campeón de la Libertadores con Pablo Escobar en la tribuna. Se dice en Perú que los peruanos enseñamos a los colombianos a jugar fútbol, pues en los 90s los alumnos superaron largamente al maestro.
La década empieza con uno de los momentos más sublimes de la historia del fútbol: el gol a Alemania en el mundial. El Pibe la toma, la amarra, la esconde y de un soplido deja a Rincón solo frente al enguantado alemán. Minuto 92, huacha y mi papá a solas, en casa gritando frente la TV Mitsubishi en esas mañanas de huelgas de maestros...

13/4/12

Vignale

A veces no se entiende cómo hay personas que pueden dejar en uno un recuerdo tan perenne. Me refiero sobre todo a aquellos que sin ser protagonistas de nada en tu vida, de pronto una mañana los recuerdas y sonríes sin mayor explicación.
Carlos Vignale fue una persona con la que tuve contados encuentros. No habrán sido más de 5. Sin embargo, en todas tales ocasiones, supo sorprender a este niño o adolescente que quizás aun sigo siendo con una cierta calidez, una cierta empatía, una cierta juventud a pesar de sus años, experiencia y rayas de tigre acumuladas. Pero sobre percibí siempre en él un respeto que no resultaba común en las personas adultas que anduvieran cerca. No recuerdo jamás haberlo visto ejercer un reproche hacia alguno de nosotros.
Sin embargo, no deseo necesariamente haberlo conocido más de lo que lo hice porque es probable que de haber sido así tales calidades habrían pasado desapercibidas. Su voz poblada de gallos, su permanente buen humor, su actitud tan serena es lo que ha permanecido en mi memoria. No ha sido honestamente alguien importante en mi vida pero estuvo por allí orbitando y de pronto dejó de estarlo y todos hemos seguido igual hasta que en una conversación casual alguien te dice que este señor se ha ido de este infeliz planeta (Morrissey dixit) y no puedes evitar sonreír aun en tan triste circunstancia. Triste porque habrá muchas personas que extrañarán su presencia. Yo no lo extrañaré pues su presencia ya no estaba cerca hace mucho pero sí puedo decir que si fue alguien que logró ser recordado con mi sonrisa, entonces sé que su memoria seguirá significativa y alegre, brillando entre tanto recuerdo gris por mucho más tiempo por venir.

12/4/12

¿Qué nos pasa? Cuatro ----> El 'Ruidoso'

Son pocos pero son. Aparecen donde menos se les espera y en el momento en que te encuentras más vulnerable, sin audífonos ni paciencia. Pueden estar en la combi por ejemplo. Eso sí, donde sea que se les encuentre, siempre será reggaetón. Subes y justo detrás tuyo está sentado uno de estos melómanos. No se entiende por qué, si existen los audífonos, este especímen insiste en poner su horrenda música a todo volumen desde aquel infernal invento llamado celular. El 'Ruidoso' piensa genuinamente que está haciendo un favor a todos animándoles el viaje. No cabe en su mesozoico cerebro que exista gente que prefiera la tranquilidad. Él siempre pensará estar en lo correcto, los erróneos son los demás.
Otra característica de este tipo de homo sapiens es el hecho que cuando converse con un semejante en cualquier lugar público, utilizará un vocabulario soez y levantará la voz hasta la vulgaridad extrema sin importarle la presencia de niños o mujeres mayores o no. Una variante son aquellos que tienen estas características y además manejan una combi o cúster, quienes también usarán vocabulario de ese tipo en sus conversaciones pero no usarán celular sino el equipo de su vehículo para atormentar al prójimo viajante.
Usualmente no cabe discusión o pedido de clemencia ante estos entes y sus melodías pues como ya se ha dicho, ellos creen firmemente estar haciendo un bien a la comunidad alegrándolos con esta música de moda y no habrá argumento que los convenza de lo contrario.

11/4/12

¿Qué nos pasa? Tres ----> El 'Guachi y su corbata'

Viste de camisa y corbata, pero no saco. Muchas veces usa lentes oscuros aun cuando se desempeñe bajo techo. Lleva además un audífono con el que alguien en algún lugar remoto lo dirige cual juguete con pilas nuevas. Es prepotente y desconoce el principio de inocencia. Para él siempre serás culpable. Cabello corto, rezago de alguna academia pre-militar a la que asistió cuando aun tenía esperanzas de ser feliz pero que no le sirvió para ingresar. No es nada, ni policía, ni militar, pero el disfraz lo convences de que sí lo es. Se le encuentra a la puerta de grandes tiendas como supermercados y tiendas por departamento (Saga, Ripley).
Cuando te hable, además, nunca te mirará. Al entregarle tu bolsa de compras para demostrar que no eres culpable de lo que él te acusa, hará una ridícula y superficial revisión que justificará su presencia en ese lugar. Si alguna vez le reclamas porque ni él ni la tienda tienen ningún derecho a tratarte de esa manera, el guachi y su corbata procederán a usar la fuerza física porque eres un sospechoso. Si es necesario, llamará refuerzos y te arrastrará contra tu dignidad a algún lugar donde serás revisado cual terrorista o narco de la peor calaña. Si tienes suerte de que tu caso llegue a la red o mejor aún, a la radio o la tele, la tienda te hará una oferta que no podrás rechazar y te tendrás que retractar de lo que fue cierto.
El guachi y su corbata quisiera una vida marcial perteneciendo a alguna institución castrense pero en vez de eso, es un guardián de tiendas. Quisiera correr junto al auto del presidente presto a lanzase sobre él para salvarle la vida en un atentado pero en vez de eso está de pie muchas horas revisando bolsas de plástico y soportando preguntas babosas de clientes aún más babosos. Se entienden la frustración y sus tristes consecuencias.

10/4/12

¿Qué nos pasa? Dos ----> El 'Acomódese'

Sales de casa o sales de trabajar o estudiar. Caminas hasta la pista más cercana y estiras el brazo. Del segundo carril una combi se meterá al primer carril contra todo y contra todos y todos felices. El chofer orgulloso de su maniobra, el del otro carro aliviado de no haber muerto una vez más y tú de poder ganar unos segundos minúsculos a la vida. Está feliz también, por supuesto, el cobrador de la combi, el 'Acomódese'.
Desde que te divisa con cara de 50 céntimos, te empieza a gritar. Ya sacaste el brazo para detener su vehículo pero es lo mismo, el continuará gritándote su ruta, con medio cuerpo fuera de la ventanilla. Parece un centauro, mitad combi, mitad hombre. El automóvil se detiene y él se baja, desliza la puerta e invita otros potenciales pasajeros, todo en un solo segundo. Frases comunes en ese instante: 'Habla, vas', 'Habla, hay asiento', 'Van a bajar en el próximo paradero.' Cuando ya estás a tiro de su brazo te coloca su usualmente mugrienta mano en la espalda para darte un último impulso, no te vayas a escapar. Además sirve para apurarte, para que 'seas breve', 'poquito rápido.'
Cuando ya tienes un pie adentro, la combi inicia su avance violentamente, no hay tiempo que perder. Podrías caerte, pero eso no importa a nadie, porque caerás dentro de la combi y ya no puedes bajarte sin pagar. Entonces llega el momento de la frase; 'Por favor, acomódese, arrímese un poquito, colabore, todos quieren bajar.' Y allí vas y ay de ti si no haces caso, no pasarán diez segundo sin que te lo vuelva a decir, que te acomodes, que te sientes por favor, cada vez con una entonación más amenazante. Si no lo haces, en su iluminada opinión, serás tildado de ridículo y por qué no tomas taxi.
Luego te cobrará en tono de asalto y será feliz aterrorizando a los pasajeros y cuando quieras bajar te empujará para que no lo demores en su carrera mortal hacia las chinas que tendrá que disputar paradero a paradero.

9/4/12

¿Qué nos pasa? Uno ----> La Pituca Perdida

La pituca perdida es usualmente una joven que estudia en alguna universidad particular de las tradicionales y que simplemente no entiende por qué el gobierno no logra hacer que el Perú se parezca más a Miami. Y eso la frustra mucho. Tanto que hasta conmueve.
La pituca perdida ha ido probablemente a alguno de los colegios más caros de Lima y ha viajado innumerables veces por la avenida Caminos del Inca rumbo a ese colegio. Con este profundo conocimiento de la realidad nacional, no puede dejar de preguntarse con frecuencia por qué hay ambulantes si afean tanto el paisaje, por qué las serranas insisten en vestir polleras si hay SALE de ropa en el Jockey y por qué el presidente no despide a los congresistas si total, están haciendo mal su trabajo.
La pituca perdida sabe decir 'o sea' pero no sabe como se escribe. Ríe a carcajadas en clase cuando recibe un mensaje de texto porque es un espíritu libre al que nadie jamas le quitará su derecho a reír. La clase, el profesor y sus compañeros no importan. La pituca perdida robará un pulmón cuando sea una adulta con maestría y cada 5 años, si no hay golpe de estado, hablará de políticos apasionadamente hasta exactamente el momento de irse a dormir el día de la segunda vuelta. Se solidarizará con Utopía pero no con Mesa Redonda. Siempre se burlará de los periódicos nacionales que no son El Comercio y los verá siempre como algo pintoresco de los pobres. Hablará de tú a todo aquel que sea de piel no blanca sin importar su edad ni sus galones. Quizás un día tendrá un programa en un canal de cable donde dará rienda suelta a su creatividad poblada de Garfields y muffins.
Finalmente la pituca perdida es una especie a la que difícilmente se le verá fuera del circuito Camacho-La Molina-Asia y llegará a vieja y morirá pensando que el Perú es eso que ha visto a través de la ventana de sus sucesivos autos.

8/4/12

¿Qué nos pasa?

Hace muchos años se transmitía un programa cómico mexicano llamado '¿Qué nos pasa?' Se le encuentra en Youtube. En él, un actor, Héctor Suárez, representaba a diferentes personajes de la sociedad mexicana (latina, que al fin y al cabo nos parecemos tanto todos) con hábitos molestos que coincidían en la falta de respeto al prójimo. Estaba por ejemplo 'El Destroyer', un tipo de rostro cubierto por un cerquillo ridículo que aparecía en pantalla para en silencio vandalizar todo aquello que se le ponía en frente. Autos, cabinas telefónicas, bancas de parque, lo que fuere. Lo hacía hasta ser atrapado y entonces su actitud matonesca cambiaba por la sumisa y temerosa, mientras prometía temblando 'No más, no máaaas'. Existía también el 'No Hay' Dependiente de algún mostrador, su nulo interés por los clientes lo hacía contestar a cualquier requerimiento con un monótono 'No hay'. Y finalmente, en mi memoria queda 'El Flanagan', un tipo con look punk que bailando al ritmo de Prince y con un tocacassette infaltable al grito de 'Queremos rooooock' perturbaba con su música y sus costumbres antisociales a todo aquel que se le cruzara por delante además claro de despotricar contra todo lo que fuera cultura nativa declarándose amante de todo lo inglés.
Pues he recordado este programa y cómo es que hoy en día mantiene su vigencia y su pregunta sigue también tan pendiente como entonces, más de veinte años después. ¿Qué nos pasa?
En Lima, Ciudad de los Reyes hay tantos personajes que se podría llenar no media sino horas de televisión con sus hábitos y actitudes tan absurdas como vergonzante. Está semana poblarán este pequeño espacio del ciberespacio.

7/4/12

Marinera

Él tiene una hermana. Llamémosla Viviana. Él solía quedarse con ella en casa y a su cuidado. Siete años de edad los separaban. Ella iba a clases de marinera y en casa tenía un elepé con la música necesaria para practicar así que a cada momento se oía a volumen para multitud el característico sonido introductorio de la aguja rozando el redondo filo del vinilo y en segundos estallaba la percusión inicial y luego los vientos rabiosos de una banda poderosa que acompañaban el movimiento grácil de esta adolescente Viviana con el pañuelo de su viejo en la mano derecha. Esta vez Viviana había interrumpido la limpieza de la sala para entregarse a la danza despreocupada así que abandonada sobre el sofá se apoyaba la escoba de paja y en tal mueble, además, sentado se encontraba él, con sus escasos formativos 5 o 6 años. Tenía ya el permiso ganado para salir a jugar a la calle. Es así que en medio de la demostración de destreza de Viviana, mientras ella sonreía al cielo raso y seguía los movimientos de un tan experto como imaginario compañero de baile, él cogió la escoba y sonrió sin necesitar que nadie lo mire. Cogió la escoba y la dirigió hacia los pies de su arrobada hermana. Ella trastabilló, casi cayó al suelo y la artística e inspirada demostración se vio abruptamente finalizada.
- Ja ja, te malogré tu baile, presumió él con una sonrisa honesta y confiada.
- Ja ja te malogré tu salida, replicó rápidamente ella, remedando la risa anterior.
El lloró y hasta hoy se acuerda.

6/4/12

Navidad

Lida ama la navidad. Con el inicio de diciembre empieza el ritual anual de sacar de roperos o de debajo de las camas los elementos de la navidad perfecta que año con año sin embargo ha ido igual encontrando la manera de crecer en hospitalidad, ornamenta, gastronomía.
Está el árbol por ejemplo. Durante años se vivió con uno pequeño, verde, sencillo e ideal para una casa pequeña. Se le adornó por años con las mismas esferas multicolores, las mismas estrellas que colgaban perdiendo cada año un poco de su brillo y siempre estuvo en el mismo lugar. Era una tradición. Pero un año el árbol creció unos centímetros. Y luego otro poco y así cada vez hasta llegar al techo de esta casa nueva con ventana a la calle. Hoy lo adornan además de bolas y estrellas, ángeles, papanoeles made in China y peluches made in casa, completando un cuadro impactante y realmente conmovedor para quienes entendemos el significado de esta navidad.
El nacimiento ha tenido una evolución similar pero con una diferencia significativa. En algún momento este símbolo de la navidad sufrió un proceso de mitosis y logró el milagro de la reproducción. Pues hoy se puede hablar de los nacimientos, de tal manera que al llegar la medianochebuena nacen los hermanos Jesús uno con un peso algo superior al otro pero ambos sanitos y blanquitos.
El banquete también ha ido incorporando cada celebración nuevos elementos que lo han ido mejorando en sabores y calorías. A los originales pavo, chocolate, panetón e insuperables tamales, se les han añadido las tortas, el pollo, la pierna de chancho, el arroz árabe, el arroz navideño, un candelabro con velas apagadas y finalmente un casa de golosinas del tipo Hansel y Gretel que demora días en hacerse y minutos en desaparecer víctima de saqueo diabético.
Y es así que cada año Lida consigue que esta celebración supere a la anterior y logra despertar en toda su apática familia el espíritu navideño, lo que sea que esto signifique y por esto estamos todos secretamente agradecidos.

5/4/12

Clásico

Eran a muerte. Durante tres años o más, el clásico de la promoción fue la D contra la E. Se compartían las clases de deporte y en las frías mañanas del óvalo de Higuereta nos enfrentábamos en una batalla de dos horas por el honor de los goles convertidos y la deshonra de volver a clase mojado y derrotado.
Cada vez la cancha quedaba más chica para tanta entrega y en esta liga de dos en la que no había más premio que un primer lugar y el premio consuelo era irremediablemente el fondo de la tabla, se terminó jugando a cancha completa y arcos reglamentarios. en un caos táctico que favorecía a los habilidosos, entusiastas, mentirosos y limitados futbolísticos, que estratégicamente ubicados podían descansar, comentar y chonguear con frescura siendo igual parte de un partido inacabable que terminaba a las casi dos horas con un 'continuará' (la siguiente semana).
Como en cualquier clásico, los resultados eran siempre impredecibles. En el vestuario compartido, se podía terminar por escuchar a veces las quejas de 3 dedos o las excusas de Cane o los gritos destemplados y sonrientes de Rata buscando explicaciones inexistentes. Esto sucedía unas veces pues las otras la Tota podía estar renegando por un pase que se le fue entre las piernas o Topo hablando solo o la Pica en silencio porque al final, es solamente una pichanga Chato, no es para tanto. Llegar a la clase de alemán esperando que sea ya el recreo para celebrar o soportar alrededor de una mesa de ping pong.
Así era el fútbol, hermoso e infinito.

4/4/12

Peso

Es difícil escribir cuando tienes miedo. Cuando eres un burgués que teme perder ese poquito que ha acumulado. Ese poquito de dinero, de cariño, de aceptación. Temer no te hace un burgués pero ser uno sí te hace temer porque eres lo que tienes, lo que muestras. Y lo que no se ve, no existe. O sea eres nada.
Es difícil escribir cuando temes decir lo que quieres decir y has aprendido desde siempre a guardarte lo que piensas para no ofender a nadie. Cuando te callas y esperas esos dementes diálogos imaginados en los que sí dices lo que quieres y como lo quieres decir y siempre imaginas un final feliz para ello. Sales ganador cuando esos seres recreados hacen (en tu retorcida imaginación) lo que les has ordenado, con diligencia y culpa.
Porque de eso se trata todo, de hacer que los demás hagan lo que tú quieres, como lo quieres, cuando lo quieres. Eso se parecería mucho a la felicidad.
¿Pero es de verdad así? ¿Ganarán los malos? No nos convencerán jamás de que eso es la felicidad ¿Esto será solo una arenga o la descripción del futuro a la vuelta de la esquina? Llega entonces el día en que te cogen débil y te vuelves uno de ellos.
Te dejas llevar y buscas esa felicidad incompleta, dominas a uno para que el no dominarte a ti mismo no sea una carga tan pesada.

3/4/12

Vinilos

En un edificio azul de La Victoria funcionaba una empresa importadora de mangueras. El primer piso había sido convertido en una enorme tienda y luego en cada piso al menos un departamento pertenecía a la dicha empresa y funcionaban como oficinas o depósitos o almacenes. En los demás departamentos simplemente convivía gente.
Pero un día hubo que abrir un departamento a la fuerza. Al parecer había estado abandonado por mucho tiempo. Vino el chofer de la empresa, un gigante de casi dos metros y con la ayuda de pequeños ayudantes, lograron al cabo de unos pocos minutos abrir la puerta de ese lugar al que el hombre hacía tiempo no accedía. Una vez que entraron , frente a ellos vieron un lugar detenido en el tiempo. Intactos, los muebles y accesorios se encontraba ordenados, los artefactos cual si hubieran servido buenamente hasta hace minutos y la oscuridad de las cortinas cerradas. Lo único que daba fe del abandono en que se encontraba el domicilio era la gruesa capa de polvo que todo lo cubría.
Las miradas entre todos fueron inevitables y así también lo fueron los pensamientos impuros; el saqueo era inminente. Vajilla, libros pero sobre todo los discos, cientos, miles de ellos perfectamente conservados y acomodados en lugares destinados especialmente a ellos. Música de todo tipo, long plays mantenidos en perfecto estado por el tiempo, muchos de ellos probablemente vírgenes, sin haber sido jamás molestado por la aguja recurrente de algún tocadiscos.
Entonces tuvieron que ser 'Los Panchos' para papá, pero no le gustaban tanto al final. Música clasica en colección del Reader's Digest y un José José para mamá. Real maravilloso huir por las escaleras scuras del edificio con bolsa de grueso plástico blanco llena de música y ssalir a escondidas del edificio aunque todos supieran lo que venía sucediendo. Viaje en micro de una hora e inmaculados, los redondos vinilos, resucitaron en una casa que de allí en más y por un largo tiempo decidió ignorar la mentira digital y sumergirse en el pasado plástico y negro de cantores atemporales
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2/4/12

Libreta Electoral

El día que Bernal recibió su libreta electoral por primera vez, fue el día en que enterraron a Lolo Fernandez. Un diía antes pidió permiso para ausentarse del trabajo ese día y muy temprano se fue al Callao, a La Punta a recoger su boleta militar o algo así. E l asunto es que él esperaba tomarse más tiempo pero al final todo terminó en menos de 15 minutos. A las 8 de la mañana salió a la calle y miró a todos lados contemplando la belleza de un completo día libre por delante. Salió para el centro de LIma donde debía tramitar la libreta electoral. Tomó un bus que lo llevó rapidísimo. Hizo cola, esperó, entregó sus fotos, en media hora más 9 y 30 había dejado de ser un indocumentado. Decidió caminar.
El primer lugar donde recaló fue Polvos Azules. Bazar interminable, le gustaba recorrerlo una y otra vez imaginando lo que haría con algunas de las cosas que podía comprar allí. Pantalones, camisas polos, videos, discos, zapatillas, miraba todo con la esperanza de algo que llamara su atención. Hasta que encontró La Ciudad y los Perros en video. Lo compró para recordar una noche familiar en que se quedó a verla por televisión pero vencido por el sueño no logró ver más allá de los diez primeros minutos.
Luego fue y teminó en la biblioteca nacional sacando un carné que usaría con frecuencia en los sábados tristes de universidad. Y entonces ya era mediodía en sus orejas, los pies le dolían, tenía hambre. Pero sobre todo, había algo que lo decepcionaba que era el mirar hacia adelante y saber que no había nada por hacer, que seguía siendo el mismo del día anterior y de antes de su cumpleaños dieciocho. Nada había variado, la calle era la misma, el centro seguía igual, seguramente la casa a la que ahora volvía en derrota tampoco habría cambiado, ni la familia, ni los amigos. Ni él en realidad. El futuro continuaba siendo el pasado pero ahora con la esperanza cada día en bajada más pronunciada.

1/4/12

Buster Keaton

Hubo un tiempo en el que la biblioteca nacional hacía uso del cine que allí dentro se encuentra. Existía un cine club y por un sol se podía ingresar a ver películas en blanco y negro que solo podían verse en pantalla de ese tamaño, allí. Fue en ese lugar que vi por primera vez a Buster Keaton. Fue un corto como preludio al largometraje de fondo. Apareció alli, persiguiendo mariposas hasta terminar en una reserva india y las aventuras que allí le sucedieron. Me sorprendieron las muchísimas carcajadas que arrancó entre el público. No supe en aquel momento de quién se trataba y no capté el detalle de su rostro imperturbable pero permaneció en mi el recuerdo de esos cortos minutos sobre la memoria de la película que vi despues. Es cir, se robó el show.
Después descubriría quién era aquel personaje y lo perseguiría entre cine-clubes y vídeo-clubes de los cuales siempre salí tan sonriente y orgulloso de ese secreto que los demás en el bus de regreso desconocían. Más adelante me avergoncé sin embargo cuando supe que había aparecido en 'Candilejas', película que vi sin, ni por asomo, haber notado su presencia.
Para mi su mejor película es Our Hospitality y hace mucho que no he vuelto a ver ninguna de sus obras.