... Años más tarde vi el 5-0 a Argentina con Jaime, tirado en el mueble de mi casa y disfrutando cada gol como si fuera propio. De allí, la locura. García Márquez apostó un Mercedes a que Colombia salía campeón mundial, vinieron mil partidos de exhibición, las apuestas imposibles y finalmente, la debacle. Primero Rumania les metió 3, luego EEUU les ganó con autogol y allí nomás quedó todo. Tanto fútbol y no poder nada contra esta eliminación. La muerte de Andrés Escobar. Lo dicho, la locura. Francia 98, el final de una generación irrepetible.
El nuevo siglo trajo al Once Caldas, campeón de América. Pero antes estuvo su Copa América que la ganaron por primera vez. Y para mi, todo eso ha sido el fútbol colombiano hasta hoy.
El Campín, el América siempre subcampeón de América, la droga en sus equipos y mi imagen recreada del plantel completo del Nacional jugándose una pichanga en la cárcel con la gente de Pablo Escobar. Higuita y su escorpión, el Pibe y sus medias caídas, el díscolo Asprilla y sus volteretas, Leonel Alvarez y pinta de pirata, Usuriaga y sus peinados horribles, Rincón y su grito torpe en Italia 90, Willington Ortiz, el pitufo De Avila eliminando a la U de una Copa Libertadores, el DIM eliminando también a la U en el 94, el Cole con su disfraz en el Estadio Nacional, el de verdad no esa huevada prefabricada que tenemos ahora en su lugar.
El fútbol colombiano es uno de los más bonitos que vi en mi vida.
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