11/6/12

Biblioteca

Una biblioteca de mil libros. Todos de hojas amarillas y gruesas, con las letras en tipo courier, que huelan a guardado, polvo y humedad. Que se puedan llevar de paseo, en una sola mano y que no estorben.
Una biblioteca de diez mil libros con colecciones enteras empastadas que la vista mire, busque, pero al final igual se pierda, que las mesas sean de madera oscura y toscamente fabricadas, que la silla al arrastrarla pese como el silencio que gobierna la sala.
Una biblioteca cien mil libros. Que vivas para terminarlos pero que lo mismo, la vida no te alcanzará. Que te sirvas un café hirviendo y luego otro y otro y un café es un café es un café... Y que puedas fumar sin miedo con una lámpara de fierro que te alumbre las hojas inacabables.
Una biblioteca tan infinita como todo aquello que anhelas, como la imaginación del manicomio en Magdalena, como las paredes blancas que siempre están demás.
Se pide esto que es apenas un egoísmo y de conseguirse se hará feliz a un solo hombre, por una puta vez en la vida.

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