20/5/12

Sí, son unos animales

Temo morir cada día. Temo por mi familia y por los otros que me quieren. Cada vez que me subo a una combi o una cúster temo ser uno más en la estadística anual, mensual, semanal que a nadie parece importar. Y pienso en mi hijo y en mi esposa pensando que pongo mis sueños, mis esperanzas y las alegrías que me esperan en manos de un ser triste y sin alma al que he aprendido a despreciar cada día más tal cual él me desprecia a mi, el chofer de cada combi. Porque no creo merecer ser agredido a cada segundo ni tener que enfrentar ese temor en las entrañas que deja tanta tristeza después de cada viaje. Porque no hay alivio si sabes que más pronto que tarde tendrás nuevamente ese pavor en tu ser y así cada día varias veces al día. Entonces tengo que culpar a tantos y a esa maldita indiferencia y ese aplatanamiento limeño que en su mayoría simplemente se deja hacer. Y me dejo hacer aunque a veces me atreva a levantar mi voz porque señor combista, tengo una vida que me gustaría continuar, si no es mucha molestia, le ruego que no me mate. No quisiera morir a su lado. 
La alcaldesa tiene un plan para solucionar el tema. Son un par de años de proceso pero no puedo evitar pensar en si es que llegaré a esa fecha. Si es que no moriré antes, metido en una combi. Que pena este miedo tan absurdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario