11/11/12

La fecha del ajedrez (incompleto)

Esa mañana, Javier y su viejo se levantaron temprano (aunque el viejo siempre lo hacía) y después de un quáker que Javier detestaba y de los húmeros a la mala ponerse, salieron hacia el centro para una nueva fecha del campeonato de ajedrez. Conversaban poco y Javier siempre tenía muchas preguntas que papá respondía como podía en un trayecto plagado de esas imágenes que a través de la ventana iban modificando tal estilo de arquitectura en unas calles iluminadas por el sol de un verano en plenitud.
Al partir, las casas traían colores pálidos que empalidecían aun más por la tierra que cubría sus muros de tantas docenas de años y así en esa tristeza se llegaba hasta la avenida amplia que daba a una plaza redonda que era el morir. El verde predominaba y esas casas de no más de dos pisos nos miraban desde sus ventanas recordando un pasado de tranvías que se había escapado en el absurdo de los años que se empeñan en seguir la cuenta. En las cuadras del final ya aparecían estas casonas de glorioso ayer y se terminaba en esta plaza Bolognesi inmensa, rebosante de país, rodada de más casonas que no le servían de hogar a nadie y más bien sobrevivían a una modernidad equivocada en las mentes ignorantes de citadinos (que no son ciudadanos) desviados en su afán de parecerse a lo que creen es el mundo hoy en día.

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