8/5/13

Llorar

Me da vergüenza contarte que a veces, a mis tantos años, me siento donde pueda hacerlo en ese momento y lloro porque pienso que en algún momento este momento, sublime largo momento que vivo a tu lado cambiará y a su manera terminará. Y quiero dejar de llorar pero no puedo y así debo dejar que se deshagan los nudos que se me forman en la garganta para esperar con paciencia que ese temor a lo inevitable desaparezca. 
Tú me has enseñado a querer la vida. Me has hecho querer vivir para poder vivir contigo. Me has hecho temer a la muerte.
Cuando ya duermes y pienso en el día que hemos tenido, quisiera volver a vivirlo. Quisiera que siempre me mires con esos ojos y me digas alguna de esas cosas asombrosas que siempre se te ocurren para hacerme reír. Quisiera que siempre me preguntes si estoy feliz como lo haces indefectiblemente todos los días. Y yo quisiera preguntártelo también cada día sabiendo la respuesta que me darás.
Sé que no soy tu favorito pero no me sorprende tanto que no me importe. Me basta con sentir que te desvaneces hacia el sueño cada tarde en mis brazos y te oigo respirar con la nariz llena de mocos y recién dormido te acomodas como puedes en esos brazos que has llenado de vida y que son tuyos para lo que buenamente se te ofrezca.
Te quiero enseñar tanto y no sé por dónde empezar. Olvido que el tiempo te sobra pero como dice ese tal John Lennon que te presenté hace unas semanas, apenas puedo esperar para ver como te has hecho grande. Sé que entonces también lloraré pero bah! a quién le importa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario