... Me das asco. Siempre me lo has dado y hoy más que nunca porque ahora sé con mayor certeza la clase de persona que eres. Como diría el Chapulín Colorado, 'lo sospeché desde un principio'. Eres tan poca cosa que en momentos de crisis se te ve como una cucaracha moribunda. Agitas las patas a la nada y solo provocas risa, tus zarpazos no alcanzan a nadie y ni siquiera dan ganas de terminar de destruirte. Me gustaría pensar o desear que algún día pagues todo lo que has hecho pero eso sería parecerse un segundo o una partícula a ti y no se está para esas cosas. Eso mejor que quede para ti, para lo minúsculo que sabes que eres y que te lleva a hacer lo que has hecho. Nadie te quiere, a lo mucho se te tolera. Realmente, eres uno de esos seres humanos absolutamente prescindibles y cuya ausencia mejoraría sustancialmente la belleza de este mundo. Belleza que para tu desgracia no tienes la capacidad de apreciar y esa es tu condena, vivir en lo reducido de tu aldea pensando que a alguien le interesa de lo que te alimentas. Y no te doy otra nomás porque ya se acabó mi tiempo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario