21/4/13

Danny

Cuando fue niño, Danny vivió en una quinta de San Miguel, en la calle que marca su límite con Magdalena. En el departamento I. Tenía como vecino a un niño de edad muy cercana a la suya. Fueron primeros amigos y todo empezó cuando ambos, casi sin verse, iniciaron una conversación de ventana a ventana. Fue en realidad, cualquier conversación. Sus ventanas, sin embargo, no estaban una frente a la otra ni mucho menos. Estaban una junto a la otra, separadas por aproximadamente tres metros. Así, siendo físicamente imposible poder verse, se conocieron.
Obviamente, no pasó mucho tiempo antes de que finalmente se vieran y jugaran juntos. Su juego favorito era dar vueltas sobre sí mismos hasta finalmente detenerse y ver el mundo balancearse ante ellos y bajo sus pies. Y evitar caer. A veces corrían a lo largo de esa quinta solitaria midiendo sus velocidades o se sentaban a conversar con las rodillas indefectiblemente flexionadas. Danny siempre usaba zapatos. Juntos se enseñaron a saludar a quienes pasaban con un 'buenos días' o tardes. Hasta que un día Danny desapareció.
Pero algunos años más tarde volvió.
Esta vez tenía hermanos pequeños y ya no era tan divertido jugar con él. El mundo ya no era solamente la quinta aunque para él sí lo era pues lo era de sus hermanos a quienes todo el tiempo tenía que cuidar. Logró, sin embargo, enseñarle a su primer amigo una canción de la radio que estaba de moda. Se la sabían completa. Esta vez la temporada que pasó en la quinta fue más corta. Él y sus hermanos pequeños volvieron a desaparecer al poco tiempo y aquel departamento de la ventana contigua quedó deshabitado por varios años.

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