La casa de yungay no era en realidad una casa. Era un especie de minidepartaento con dos habitaciones, una sala, cocina, baño, un pequeño patio y lo que mi mamá llamaba el 'hall'. Este hall era lo que recibía a los visitantes, y tenía dos sillones y frente a ellos un librero de cerca de dos metros de alto con todo tio de temas y por allí entre tanto libro, una máquina de escribir.
También había frente a un sillón un equipo stereo en el cual poníamos long plays de Parchis, Menudo, Ray Connif, Rulli Rendo y otros. El piso de loseta tenía un diseño de motivos geométricos y el techo muy lejos de los niños por tanta altura y allí desde el centro mismo de este cielo raso un foco de 50 watts de los del tipo incandescente nos alumbraba con la gracia del sobreviviente de tanto tiempo de batallas.
La casa de Yungay era realmente antigua y contenía en ella detalles particulares que delataban sus trajinados años.
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