20/3/12

Facultad

Tengo frente a mi un billete de 20 soles. En él aparece Raúl Porras Barrenechea, un historiador para quien trabajó durante algunos años el premio nobel Vargas Llosa. Ambos son sanmarquinos.

Desde siempre tuve de San Marcos la imagen romántica de una universidad de jóvenes que querían cambiar el mundo, idealistas, ayudados por una capacidad y curiosidad intelectual escasa por estos lares, inteligentes, cultos. Es por eso que simpre que cruzaba por mi mente la idea de estudiar alguna carrera sabía que la única opción para hacerlo era allí.

Así que un día aparecí allí, cachimbo, con la ilusión de encontrar las abejitas del video de No Rain. Pasaron pocos días para darme cuenta que estaba en el lugar equivocado, que lo que pensaba que esa San Marco, solo existía en mi retorcida imaginación. Era cierto que había jóvenes, q no eran pudientes, pero estos carecían de la más mínima aspiración intelectual, con muy contadas excepciones. Las aspiraciones generales iban más bien por el orden no de romper el status quo sino de poder acomoddarse en él. Conseguir el título, encontrar un buen trabajo y poco a poco ir siendo adoptado por esa burguesía que entonces los rechazaba. De investigación, nada, de proyectos, nada.

Eso era a grandes rasgos la facultad de administración de San Marcos mientras estuve en ella, un lugar en el que se obtenía el requisito necesario para lograr un trabajo medianamente remunerado y que te permitiera la tranquilidad económica que tus padres querían buenamente para ti. No debo haber sido muy ajeno a ello puesto que me quedé alli muchos años a terminar una carrera que recién después de terminar he aprendido a querer y apreciar.

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