11/6/13

Prehistoria

Era una mañana toda sensación de navidad y en casa había un disco nuevo, de los Parchís. Se escuchaba una y otra vez y la portada era azul. Pasó también que la cola del programa de Yola era muy larga y entonces cuando finalmente pudimos entrar me la pasé durmiendo en el hombro de mi ocasional compañero de asiento. Al despertar ya todo había terminado y me contaron que mi hermana había participado en uno de los juegos. Le teníamos miedo al Mariachi que era un jardinero que caminaba las calles del barrio. Mi hermano me dijo que antes de nacer yo era un angelito y volaba por la casa pero que luego nací y ya no pude volar más. Me imaginé como una cabeza con alas. Cuando estuvo de moda Luis Miguel yo lo imitaba en la sala de la casa y todos aplaudían. Estábamos con papá en una plaza redonda enorme de casas muy viejas y amarillas, la plaza Bolognesi. Había un perro Bobby que siempre me perseguía y yo corría en círculos y él allí también corriendo detrás mío. No lloré cuando me pusieron la inyección de la anestesia porque me dijeron que debía tener vergüenza de hacerlo. Nos pasábamos la mañana peleando en la cama de mamá con mi hermano hasta que yo lloraba a los gritos y la señora Amanda venía a tocarnos la ventana y preguntar que sucedía. Mi hermano cocinaba tazones repletos de papas fritas que comíamos a escondidas cuando estábamos solos en casa. Mi tía me daba de comer todas las verduras que nadie más quería comer. Usaba pantalones de lana que se descosían un poco cada día. 
Esto era yo antes de ser yo.

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