De pronto ves un nombre, ves un cumpleaños y te pones a recordar porque esa es una de las cosas que más te gusta hacer.
Recuerdas por ejemplo esa mañana lejanísima hoy en la que llegaste tarde como siempre, solo que esta vez llegabas varios días tarde. Y traías contigo todos los útiles que te habían pedido para empezar a estudiar en ese lugar nuevo donde eras el nuevo pues los demás ya tenían una vieja amistad de días. Entonces por una casualidad del alfabeto te llevaron a sentarte junto a Minaya y por allí andaba Norero también. No sabías que hacer pero recuerdas con claridad cuando este tu primera amistad escolar te dijo que San Antonio María Claret era tu patrón y es más, no solo tuyo sino el de todos los presentes en ese largo salón. No supiste que responder pues no entendías con claridad lo que significaba patrón.
O después recuerdas esas olimpiadas claretianas, las primeras donde tu fuiste un nervioso arquero de un Perú que se dejó golear por un Uruguay. Y allí estaba Minaya nuevamente solo que él fue el glotón que escogieron para que les dé una medalla. Y allí estaba su mamá y la recuerdas pidiendo una gaseosa que no fuera oscura porque él no podía.
Te acuerdas que antes de su fiesta en aquel primer grado, cogiste un libro y te pusiste a leer teatro infantil. Tu papá te llevó a esa fiesta que fue en un hogar pequeño pero tan colorido y tan alegre. La pasaste bien aunque nunca has sido aficionado a las fiestas. Feliz cumpleaños Minaya, le dijiste hace exactamente 28 años y como ha pasado el tiempo.