Acabo de recibir un concepto interesante de un libro que estoy actualmente leyendo, llamado "Pasión por los libros", el cual reúne una serie de ensayos acerca del interés y disfrute de la lectura. Según la original idea allí reseñada, existen ciertas edades para leer ciertos libros. Menciona por ejemplo "no leer a F. Scott Fitzgeral más allá de los 30 o no leer a Joyce más allá de los 50 entre otros. Me puso a pensar en cómo esto se aplicaría a los libros que he tenido la suerte de leer en mis 38 años de vida que pronto serán 39.
El primer libro que me viene a la cabeza es "Rayuela". Una novela caótica, explosiva, donde se ensalza la bohemia y el ocio creativo. Definitivamente una novela adolescente. Muy complicada para un niño y demasiada soñadora para un burgués de más de 25 años que terminada la universidad, está ahora dedicándose a rentabilizar su inversión educativa. Oliveira y sus secuaces no harían más que crear confusión en esa mente decidida que lo menos que necesita son dudas, sino más bien reafirmación en el cinismo de que las cosas están bien cómo están y no hay que perder el tiempo intentando cambiarlas sino más bien unirte a la carrera de ratas lo más pronto posible para así poder ver los beneficios cuanto antes.
"Conversación en la Catedral", otra novela monumental no debe ser leída durante la época escolar sino más bien durante la etapa universitaria. Todos somos Zavalita tratando de entender por qué la vida que estamos viviendo no es la que imaginábamos de niños. Buscando respuestas a la grisura de nuestra existencia, al hecho de que ninguna de las promesas se cumplió. Una última oportunidad que nos da la vida para poder desviarnos del camino correcto, ese que terminaremos descubriendo al final, que era el único incorrecto.
Un libro que hay que leer de niños es definitivamente "Corazón" de Edmundo de Amicis. A través del diario de este niño descubrimos que los niños todos estamos en las mismas. Que las preocupaciones que nos agobian y que sentimos que nadie más entiende son comunes a todos y que la mejor respuesta es siempre aquella que nace, justamente, del corazón.
Y finalmente, de adulto menor (definición precisa robada de un buen amigo), digamos de los 25 a los 30, un libro que se muestra ideal es "Las Venas Abiertas de América Latina" de Eduardo Galeano. Un largo recorrido por la historia de esta región del mundo que como nos cantaron Los Prisioneros, no es más que un pueblo al sur de Estados Unidos. De como hemos sido sometidos (y lo seguimos siendo) por quienes son dueños del capital y de la fuerza y quienes ahora nos obligan a competir con ellos tras siglos de robarnos aquello que constituye justamente nuestra única ventaja competitiva. Para alguien que aspira a yuppie y que se piensa que el mundo está ordenado de manera correcta y somos nosotros los culpables de nuestras desgracias, este recuento de la infamia le puede dar la cuota precisa de izquierdismo que se necesita para dejar de ser un ciudadano incompleto.