Sube el payaso que no se pinta y los chistes son los mismos que el payaso que subió ayer. El chiste del feo, del que se mata por una mujer, los de bañarse. Si no respondes, eres el muerto en vida.
El balanceo es violento pues el chofer lleva prisa. El payaso mientras tanto, ahora está uniendo en matrimonio a dos pasajeros. Las risas aumentan. ¿Cuántas monedas juntará? Suena la marcha nupcial, un minuto después, la boda ha terminado.
Ahora bailará Parluchín. Pero primero el payaso quiere asegurar su trabajo. Así lo dice. Se acerca y las monedas van cayendo en el sombrero de lana. ¿Qué apodo me pondrá? ¿Qué me dirá cuando no le dé nada? Pasó y al verme escribiendo no dijo nada. Llega al fondo y se despide entre bromas.
Leo en el rostro de la mujer sentada a mi lado la decepción por no haber visto bailar a Parluchín. Termina la función.
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