31/5/12

Charco

Una tarde, a la puerta del colegio, murió abatido un presunto delincuente. Quedó tendido sobre la pista y un enorme charco de sangre rodeaba su cabeza. Al interior del kindergarten, los niños fueron impedidos de salir y se sabe que en el salón amarillo, la profesora dirigió un rezo por el alma de aquel ser humano muerto en combate. A la puerta, los padres en su mayoría y por allí un hermano mayor pedían que sus hijos (ó hermano menor) fueran entregado para ir a casa aunque secretamente temían que sus niños se perdiesen el esquivo espectáculo de un hombre muerto y aun tibio sobre el pavimento.
El hermano mayor viv{ia a cinco cuadras del kindergarten. Su ocupada mamá le encargó que fuera por el hermano menor y al doblar la esquina de su casa, en el jirón Alfonso Ugarte tuvo la suerte de presenciar la persecución. Los presuntos delincuentes iban huyendo en un micro vacío de la línea 75. Eran solo dos y uno de ellos llevaba un arma y viajaba en el estribo mirando hacia atrás. Al parecer emitió algunos disparos hacia sus perseguidores. El hermano mayor corrió todo lo que pudo persiguiendo la persecución pero obviamente fue quedando atrás, humilde peatón. Sin embargo no desmayó y logró llegar a la escena de la consumación de los hechos segundos después del trágico desenlace y ver la reducción del fugaz temporal chofer de la 75. Cuando llegó, el charco de sangre era pequeño y apenas semejaba la aureola de un santo. Aunque permaneció atento por mucho rato más, no hubo nuevos incidentes, el chofer fue introducido al patrullero y el charco creciendo perezosamente.
Minutos después el hermano mayor recogió al menor y más minutos después contó varias veces lo que vio: al hermano menor, a sus papás, a su hermana, a sus amigos del barrio, a los del colegio y a otras personas más.
Hoy el kindergarten ya no existe y en su lugar hay una factoría donde se reparan autos de todo tipo y con garantía.

30/5/12

Arroz 'Superior'

Hay muchas cosas que te pueden hacer sentir 'superior':

Comprar en el supermercado, trabajar en un banco, no ser un peatón, estudiar algún idioma, tener tarjetas de crédito, pagar demás por tu comida, salir de juerga el sábado, decir "la hice" porque te fuiste de juerga el sábado, tener un novio al que acariciar, decir que tienes varias novias a las que acariciar, tratar de tú a todo el mundo, ingresar a una universidad de la que nadie jamás ha sido rechazado, leer El Comercio, usar zapatos de punta de payaso ellos, tener una ladies' night ellas, mandonear y humillar a tu pareja en público, corregir a tu mamá cuando sabes algo que ella no sabe, decir 'mamita' o 'papito' a desconocidos, decir que escuchas 'latin pop', escribir un blog, tener muchos 'Feliz Cumpleaños, pásala mostro' en Facebook en el día de tu santo, escuchar música que no entiendes, decir 'yo hablo con el gerente', decir 'me estoy preparando' (para la universidad), usar zapatos de taco con plataforma ellas, vivir en La Molina, haber pasado una noche en Eisha, estar bronceado, salir en televisión con regularidad, decir que ves 'South Park', tener el televisor más grande de lo necesario, mirar las mismas noticias cada día, criticar al gobierno, criticar a los congresistas, mencionar haber viajado a Estados Unidos innecesariamente, no vivir en un cerro, que no te guste el fùtbol, ir al gimnasio, caminar con una botella de agua en la mano, manejar habiendo tomado, tomar más que los otros, reírte mostrando las amígdalas y haciendo un sonido estentóreo, decir 'yo (lo) conozco', decir 'Ubícate', entre otras cosas.


29/5/12

París

París es el lugar al que cualquiera con alguna pretensión artística alguna vez quiso ir. Los escritores o mejor dicho, los (eternos) aspirantes a escritores tienen (tenemos) esta idea romántica de que el aire, el cemento o los parisinos al simple contacto, nos convertirán en aquello que hemos soñado con intermitencia o terquedad para nuestras vidas fugaces.
Esta mitología se sostiene en la innumerable cantidad de belleza producida en tal lugar. Empezando por los Trópicos de Miller, las mujeres de Picasso y las tristezas de Vallejo, podemos rastrear el génesis de esta creencia generalizada en que París era una fiesta (intelectual).
Sin embargo, al inicio este deseo es incipiente. Se llega a la adolescencia y se entera uno del Boom. Entonces aparece el Barrio Latino y todo parece ir acomodándose. Gente como uno, del mismo rincón del mundo, cumplió su sueño y a lo grande. El sueño ya no se ve tan lejano. La buhardilla, el café, los cigarros, la máquina de escribir.
Así entonces se nos presenta Godard. Y ahora con la Nueva Ola podemos ver París en movimiento y a blanco y negro que es como se le debe ver. Sus casas de piso de tablones de madera que hacen sonar los zapatos, la arquitectura detenida en el tiempo. Todo el mundo en sobretodo y con sombrero.
Pero el tiempo se adelanta como siempre a nuestras aspiraciones de cartulina. París se vuelve la excusa nuestra de cada día que justifica no escribir nada porque justamente, nos falta París. Se convierte en esa faltante parte esencial que nos impide la gloria, culpable de nuestras frustraciones.
Finalmente y en un patético pataleo de ahorcado te inscribes en unas clases diarias e intensivas de un francés que nunca usarás. Una profesora te demostrará (sin quererlo pero fehacientemente) que sí, París era una fiesta pero hace mucho y hoy no es más que una ciudad que no sabe que hacer con su delincuencia ni con tantos inmigrantes de todos lados del mundo. Pero aun tienes que verlo con tus propios ojos.
Ribeyro te lo cuenta y es como si lo vieras. Sabes que hoy en día París estará en la otra ribera ya desde hace un tiempo y para siempre, así que lo mejor es huir de ese lugar sin siquiera haber llegado a pisarlo.

20/5/12

Sí, son unos animales

Temo morir cada día. Temo por mi familia y por los otros que me quieren. Cada vez que me subo a una combi o una cúster temo ser uno más en la estadística anual, mensual, semanal que a nadie parece importar. Y pienso en mi hijo y en mi esposa pensando que pongo mis sueños, mis esperanzas y las alegrías que me esperan en manos de un ser triste y sin alma al que he aprendido a despreciar cada día más tal cual él me desprecia a mi, el chofer de cada combi. Porque no creo merecer ser agredido a cada segundo ni tener que enfrentar ese temor en las entrañas que deja tanta tristeza después de cada viaje. Porque no hay alivio si sabes que más pronto que tarde tendrás nuevamente ese pavor en tu ser y así cada día varias veces al día. Entonces tengo que culpar a tantos y a esa maldita indiferencia y ese aplatanamiento limeño que en su mayoría simplemente se deja hacer. Y me dejo hacer aunque a veces me atreva a levantar mi voz porque señor combista, tengo una vida que me gustaría continuar, si no es mucha molestia, le ruego que no me mate. No quisiera morir a su lado. 
La alcaldesa tiene un plan para solucionar el tema. Son un par de años de proceso pero no puedo evitar pensar en si es que llegaré a esa fecha. Si es que no moriré antes, metido en una combi. Que pena este miedo tan absurdo.

12/5/12

Raul (vergonzoso capítulo final)

Fue humillante para quienes lo perpetraron, aunque en ese momento no se supo. Se celebró como tantas inmundicias se han celebrado durante la humanidad. Pero la historia ha juzgado y a pesar de la verguenza, se hace urgente la exposición de los hechos tristes que aquí se narrarán. Il faut.
Todo empezó cuando el hombrecito quiso agradar a aquellos. Raul, amigo fiel e ingenuo en su honestidad se dejaba llevar por tal. Siéntate acá. Y él se sentaba. Espérame allá. Y él esperaba. Y así por el estilo. Pero el invierno escolar trae consigo todas esas chompas grises. Alguien notó aquello y se burló. Y en su cobarde temor de ser también parte de la burla, el hombrecito prefirió a cualquier costo, ser burlador. Los siéntate y espérame dejaron su honestidad y la belleza de su entrega amistosa por la perfidia de una traición escondida, vergonzante. La voz del hombrecito, la mirada ingenua y obediente del amigo, la sonrisa cómplice a los otros y la correspondencia a sus espaldas. Raul no entendía nada y eso es de por sí, ya una virtud.
Después vino la expulsión. El por qué no se recuerda. Pero no había valor ni para mirar a los ojos. Así que se huía. Cuatro y cinco huyendo de tal amistad plena que seguía sin entender. ¡Cobardes! cantaría el coro ante los rastreros protagonistas de tal tragedia. Y fue él, Raul, quien salvó la dignidad de esta función. Escribió una carta y partió Ellos reían porque imaginaban ser los vencedores. Él hizo lo que tenía que hacer y lo hizo bien, mejor que todos los involucrados.
Se puede decir que fue cosa de niños. De cinco niños contra uno. Y aun así el único que acabó con la cabeza erguida fue Raul, así sin acento que no lo necesita, el que fue traicionado en nombre de un puñado de absurdas e imberbes risas infantiles

1/5/12

Raul - Capítulo 3

Y después de esa semana vino otra. Y Raul y este hombrecito eran amigos, de los mejores, como uña y mugre. No se sabe cuanto tiempo profundizó esta amistad pero aquí se debe recordar que las amistades jamás pueden ser exclusivas. Están aquellos, los otros amigos en búsqueda de mejores amigos y los que fueron, hoy lo son de otros y mejor es subirse al caos de esta galaxia amical o nos quedaremos a un lado mirando y estorbando tanta relación efímera y formadora. Nunca eres el mismo tras cada último mejor amigo.
Entonces esto dos de pronto fueron 4. Cuatro cuatro. Rodrigo, Rafael, Raul y el hombrecito. Raul era el arquero, Rodrigo y el hombrecito hacían los goles, pero más Rodrigo y Rafael jugaba al voley muy bien aunque de eso se enteraron después. Era un buen grupo. Tocaban un tambor, una pandereta hecha de chapas y tenían una guitarra vieja, oscura, desafinada, así que sería los Beatles. Fueron famosos una noche gracias a la perra Dinky y cantaron para padres emocionado una canción que habían creado dos horas antes apenas. Estaba la música, el fútbol, la mesa del comedor de Rodrigo. Raul vivía en Limatambo y allá fuimos a inventar música pero mejor juegan fútbol en la calle y la noche los sorprendía con pentagramas sin notas más un hojas sin pentagramas.
Entonces Raul tocaba el tambor y el hombrecito quería cantar. Ringo y John Lennon no pueden ser mejores amigos. Raul hizo bien y el hombrecito fue un triste beatle con minúsculas que expulsaba a Pete Best sin dar la cara. Ya eran 5 porque llegó Cesar. Topo vino después. Así que se decidió ejecución de Raul. Innecesaria ejecución. Injusta ejecución. Ejecución al fin.