Dear Mr Morrissey:
Empiezo a escribirle mientras escucho su voz de fondo cantando que Hector fue el primero de la banda con un revólver en la mano y que además fue el primero en cumplir condena y entonces a uno le dan ganas de ser Hector o Steven o alguno de esos seres atormentados que atiborran cada una de sus miserables canciones.
Y usted se concluirá naturalmente que a usted que carajo le importa el efecto de sus canciones sobre las almas incompletas que a su luz se aventuran. Pues bien, coincido con usted. ¿Qué carajo puede importarle? Pero debo agregar ¿Y a mi qué carajo me importa su opinión?
Dejémonos entonces de hipocresías que al fin Ud. no se enterará jamás de la existencia de esta carta que ni siquiera tiene el valor de ser carta. Pesimismo obliga. Le escribo pues para que todos vean que le escribo.
Que vean por ejemplo que le digo que esa lírica que usted tan prolíficamente ha eyaculado llena muchos vacíos y responde a tantas otras preguntas. Preguntas muchas de ellas que ni siquiera se sabía que estaban allí.
Ha dicho usted por ejemplo que si alguien alma a una persona por qué no puede amar a dos. Y he allí que nos quedamos en silencio perplejo pensando que alguna respuesta satisfactoria a nuestros prejuicios debe existir porque tantos millones de occidentales no pueden estar equivocados. La monogamia y sus efectos en el hombre modernos podría ser el título de un nuevo libro a piratearse. Ideas más o menos.
Un día también nos relató la historia de aquel que fue a un lugar en el podría conocer a alguien que realmente lo amara. Así que va y se está allí de pie, solo, y se va del lugar, solo y se va a casa y llora y quiere morir. Y aquello es como si Ud. me hubiera conocido porque me ha pasado no muchas pero sí demasiadas veces.
Así que no sé. Sé que Ud. existe porque lo he visto y lo he tenido a un par de metros apenas, sonriente, en cuclillas, intentando rozar manos afanosas que hacia Ud. se dirigían. Las mías estuvieron allí, pero he de confesar que se estiraron solo por compromiso. En realidad yo solo lo contemplaba y sus ojos estaban allí tal como los recordaba del Youtube, de cuando aquel momento era solo un sueño, solo que esta vez podía ver el sudor en su frente.
(may be continued)